Reflexiones Bíblicas

San Mateo 5,43-48.

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."

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El nuevo horizonte ético del reino de Dios tiene su principio en Dios mismo "que hace salir su sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos e injustos", planteando de esta manera una ruptura con el "trato" diferenciado y discriminador. Amar a los enemigos, pertenece ya a la "ley" de Jesús. Indica una contradicción a la ley mosaica, o por lo menos la desafía de una manera ostensible que hace muy difícil, si no imposible, tomarla como culminación de aquella. Estamos entonces en el ámbito de la "justicia más abundante que la de los escribas y fariseos" (Mt 5,20). Enseñar y resaltar "cuidadosamente" la diferencia es también propósito de un catequeta a carta cabal como lo es Mateo. Sustituir una normatividad, entendida hasta el momento como Ley de Dios, por una nueva, no deja de tener sus riesgos, sus crisis y sus conflictos.

Amar a los enemigos trastoca la ética establecida, "desequilibra" las relaciones entre los seres humanos de cualquier sociedad. Ciertamente Jesús no quiere hacer de sus enseñanzas una "Ley", al estilo de la de Moisés. Al introducir el desequilibrio produce una crisis. Pone la ética hegemónica en cuestión. Suscita su replanteamiento al oponer una conducta distinta y aun opuesta a la que marca la Ley de Moisés. El objetivo no es "imponer" el amor a los enemigos como ley a una sociedad. El objetivo es plantear un "inédito viable" que en términos éticos vislumbre una relación entre los seres humanos en donde, si bien es cierto, el prójimo puede transformarse en enemigo, a ese enemigo no se le asesina, se le ama. Lo que puede sugerir una perspectiva de reconciliación y de restauración de la "proximidad". Este es el horizonte ética del reino de Dios que Jesús recomienda a su comunidad discipular.