Reflexiones Bíblicas
San Mateo 5, 27-32

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. 

Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. 

Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. 

Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio." 

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La mujer en la sociedad judía del tiempo de Jesús estaba totalmente marginada de la vida social, cultural, política, económica y religiosa. Su función se reduce a la procreación y el cuidado del hogar. Está bajo la tutela del varón como padre o como esposo. No goza de ningún derecho. Por eso en este pasaje Jesús defiende el derecho y la dignidad de la mujer. Esta postura debió causar gran escándalo entre los varones piadosos vinculados al Templo. Podría leerse entre líneas que Jesús proclama la igualdad de la mujer con respeto al varón.

A pesar de los esfuerzos que han hecho las mujeres actualmente para ganar un puesto en la Sociedad y en las iglesias aún quedan rezagos de mentalidades patriarcales y androcéntricas. El trabajo por la liberación y dignificación de la mujer es largo y complejo. No es solo una tarea de las mujeres. Es un proyecto común, pues dignificando la mujer se dignifica el varón. Coloquemos todo el esfuerzo posible para que las mujeres de nuestra comunidad de referencia gocen plenamente de sus derechos en todo los ámbitos de la vida social y eclesial.