Reflexiones Bíblicas
San Mateo 5, 38-42

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Sabéis que está mandado: "Ojo por ojo, diente por diente". Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos; a quien te pide, dale; y al que te pide prestado, no lo rehúyas".

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Qué difíciles resultan las exigencias de Jesús. Definitivamente nuestro esquema mental no está hecho para asumir la radicalidad de su seguimiento. Hasta perdonar al agresor podría ser posible. Más aún, pedir perdón por el daño causado. Pero no responder con la misma medida a la ofensa recibida, antes bien, agachar la cabeza, colocar la otra mejilla, etc. ¡ya es demasiado pedir! Sin embargo, aquí está un punto neurálgico del evangelio. Aunque nos parezca demasiado fuerte no podemos eludirlo ni evitarlo.

No es que Jesús llame a la resignación y a la sumisión fatalista. Eso no sería evangélico ni estaría en el proyecto del Reino. El mismo, aunque no respondió con violencia, cuestiona la conciencia de sus agresores en los relatos de pasión. La cuestión es parar, romper el espiral de violencia. Con actitud digna, con el rostro levantado pero sin pagar con la misma moneda. Se trata de cuestionar la racionalidad del violento y buscar el cambio de mentalidad y actitud. Es lo que podríamos llamar la no violencia activa. 

Se trata de activar el compromiso radical y profético de transformar la violencia que reina en el mundo con una actitud interpelante y propositiva.