Reflexiones Bíblicas
San Mateo 20,20-28

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre." 

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos." 

COMENTARIOS

Los hechos de los Apóstoles narran la defensa que estos hacen delante del Sanedrín y el sumo sacerdote. Aunque les prohíben hablar de Jesús ellos lo siguen haciendo desafiando abiertamente a las autoridades religiosas judías. También Santiago asume la posición de los compañeros y muere en el martirio como los demás.

Pablo, en la segunda carta a los Corintios, expone la fragilidad del tesoro de la fe y las dificultades que tienen que pasar precisamente a causa de dicha fe. Es como una vasija de barro que hay que portar con sumo cuidado no sea que se estropee. La certeza está en que si participamos de la muerte de Jesús también participaremos de su resurrección

El Evangelio de Mateo refleja la competencia por el poder de los discípulos de Jesús. Pero Jesús coloca las cosas en su lugar. Aquí no se trata de poder y de prestigio sino de amor traducido en servicio generoso y solidario. Y el mejor servicio es entregar la vida por los hermanos. Así lo hicieron luego los discípulos y así lo hizo Santiago, cuya fiesta celebramos hoy. Así estamos llamado a hacerlo nosotros.