Reflexiones Bíblicas
San Mateo 13, 31-35.

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas". 

Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo". 

COMENTARIOS

Cuanto nos cuesta comprender que el mensaje de Jesús parte de lo pequeño, de lo sencillo, de lo que no cuenta. Este el sentido de las dos parábolas que nos presenta hoy el evangelio de Mateo. La semilla de mostaza (desconocida para muchos de nosotros) parece que es demasiado pequeña. Pero cuando crece el árbol se hace frondoso y sirve de acobijo a las aves. Lo mismo la levadura. Basta una pequeñísima porción para fermentar y hacer crecer una medida de harina El triunfalismo y la majestuosidad de nuestra mentalidad va en contravía de la propuesta de Jesús. El reino irrumpe en el silencio, en lo insignificante. Dios se vale de lo que el mundo normalmente considera basura. El se revela en y a los pequeños y sencillos. Y es en ellos donde está la semilla y la levadura que transformará el mundo.

A veces ponemos la confianza en la fuerza del poder, pero como en el caso del profeta Elías, el no está en el trueno ni en la montaña sino en la brisa suave, casi imperceptible. Pensemos cuantas veces nos hemos tropezado con Dios que camina a nuestro lado sin que nos demos cuenta.