Reflexiones Bíblicas
San Mateo 7,21.24-27

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."

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La liturgia del día de hoy nos presenta el final del Sermón del Monte, en el evangelio de Mateo (Mt 5-7). Mateo nos cuenta que la predicación de Jesús tenía mucho éxito entre las ciudades pobres del norte del país. Gente de muchas ciudades le seguía. Entonces él decide subir al monte y expone, en un largo discurso, su ley de vida, el ideal de vida de la comunidad. Llama bienaventurados a los pobres y reinterpreta la ley del Antiguo Testamento, centrada en cumplimiento de reglas y preceptos, anteponiendo a toda ley el respeto al ser humano, a su dignidad. Es en este contexto que aparece el evangelio del día de hoy. Este evangelio es una exhortación final de todo el discurso: quien escucha estas palabras, es decir, quien antepone la dignidad del hombre ante los proyectos, normas y leyes, edifica firmemente, sobre roca. Pero quien no las escucha, es decir, quien niega la dignidad del ser humano y pone su confianza en las cosas, edifica débilmente, se queda sola y la primera dificultad mostrara que las leyes, normas y cosas sirven de poco.

Muchas veces nosotros ponemos nuestra confianza en la seguridad de las cosas, en la garantía de nuestros proyectos, muchas veces pasando por encima de la vida de las personas. Ese no es el proyecto de Dios. Revisemos nuestra vida y hagámonos cada día constructores de humanidad.