Reflexiones Bíblicas

San Mateo 11,25-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 



En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". 

Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín (354_430) obispo de Hipona, doctor de la Iglesia 

"Padre, proclamo tu alabanza."

Se nos exhorta a cantar al Señor un cántico nuevo (Sal 149,1) El hombre nuevo conoce este cántico nuevo. El canto es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. De modo que el cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo: todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece al Testamento nuevo.

"Ya estamos cantando", decís. Cantáis, sí, cantáis, Ya os oigo. Pero procurad que vuestra vida no dé testimonio contra lo que vuestra lengua canta. Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres: "Cantad al Señor un cántico nuevo." Preguntáis ¿qué es lo que vais a cantar de aquel a quién amáis? Ya lo habéis oído: "Cantad al Señor un cántico nuevo". Preguntáis ¿qué alabanzas debéis cantar? "Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles." La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis rendir alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos seréis su alabanza, si vivís santamente.