Reflexiones Bíblicas
San Mateo 5,43-48

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."

COMENTARIOS

Las actitudes que Jesús exige a sus discípulos son realmente revolucionarias; cambian totalmente el sentido de la cotidianidad y de la historia. Hablar de amar a quien te odia, de bendecir a quien te maldice, de poner la otra mejilla... eso cambia totalmente toda una estructura de relaciones consolidada desde hacía muchos siglos en los códigos de conducta del pueblo judío y de la generalidad de aquéllos con los que se había relacionado en su historia; también, por cierto, en los de su dominador de turno, el imperio romano. Pero aquello es lo que Jesús exige: un cambio personal y comunitario para poder volver a lo original; y lo original con respecto al mandato del amor entregado por Dios a su pueblo fue "amar al prójimo como a sí mismo" (Lv 19,18); y esto como la forma más cercana posible a la perfección de Dios, que ama por igual a buenos y malos, que "hace salir el sol sobre todos y hace llover sobre justos e injustos". En el judaísmo secular, el ‘prójimo’ hacía referencia sólo a los miembros del mismo pueblo ; los demás no eran prójimos para el pueblo israelita. Sin embargo, en algún estadio de la vida de Israel, algunos de sus miembros que llegaron a formar corriente de pensamiento teológico alcanzaron a intuir que al extranjero, al emigrante, también había que amarlo como a sí mismo, porque "extranjeros fueron ustedes en Egipto" (Lv 19,34); con todo, primó y sigue primando en parte del judaísmo actual ese concepto de prójimo: de solidaridad y acogida primordial hasta la exclusividad, a los miembros del propio pueblo.

El concepto cabal de prójimo fue para el Señor el del Buen Samaritano (Lc 10,30-37). Y éste era un extranjero para el pueblo judío