Reflexiones Bíblicas
San Mateo 23,1-12

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

COMENTARIOS

Jesús fija su posición con respecto a la Ley y declara cuál debe ser la posición de sus discípulos y de la comunidad creyente. Ya Jesús lo había afirmado: "no he venido a abolir la Ley, sino a llevarla a su plenitud" (Mt 5,17); por tanto no hay aquí interés alguno de parte suya en cuestionar la ley de Moisés; para él sigue siendo válida, como sigue siendo válido el escuchar las ense anzas de esa Ley. Lo que Jesús rechaza abiertamente son las obras de la Ley vacías de contenido, así como los extremos a que han llegado quienes en nombre de ella lo único que hacen es esclavizar a la gente, doblegar a los demás con pesados fardos que ellos mismos ni intentan mover. Con sus palabras Jesús desenmascara la hipocresía de los escribas y fariseos que creen poder dominarlo todo haciendo creer que son los más devotos y fieles a la Ley, porque portan en público trozos de ella grabados en sus vestidos o en algunas partes del cuerpo (la frente y los brazos). Esta actitud no es válida, útil ni necesaria según el modo de pensar y ver de Jesús. La comunidad de discípulos debe tener, por tanto, una forma muy distinta de relacionarse con la Ley, la que tiene que nacer de un modo completamente nuevo y diferente de relacionarse entre sí.