Reflexiones Bíblicas
San Mateo 6,24-34.

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos."

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San Serafín de Sarov (1579-1833), monje ruso Conversación con Motovilov

"Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura"

[San Serafín y Motovilov se encuentran inmersos en una gran luz y una gran dulzura. Serafín le dice:] Amigo, los hombres han sido creados para que la gracia divina habite en lo más profundo de nosotros, en nuestro corazón. El Señor ha dicho: "El Reino de Dios está dentro de vosotros" (Lc 17,21). Por Reino de los cielos, se entiende la gracia del Santo Espíritu; este Reino de Dios está en nosotros dos en este momento. El Santo Espíritu nos ilumina y da calor; llena el aire de sus perfumes, rejuvenece nuestros sentidos y sacia nuestros corazones en un gozo indecible. Experimentamos esto que dice el apóstol Pablo: "El Reino de Dios no es la comida ni la bebida sino la justicia, la paz y el gozo, por el Espíritu" (Rm 14,17)… Ya ves, amigo de Dios, qué gozo incomparable se ha dignado concedernos el Señor. Ya ves qué es esto de estar "en la plenitud del Espíritu Santo"… Pobres como somos, el Señor nos ha llenado de la plenitud de su Espíritu . Me parece que, a partir de ahora, ya no tendréis que preguntarme sobre la manera como se manifiesta en el hombre la presencia de la gracia del Espíritu Santo…

En cuanto a nuestros diferentes estados de monje y de laico, no os preocupéis. Dios busca, ante todo, un corazón lleno de fe en él y en su Hijo único, y su respuesta es enviar de lo alto la gracia del Espíritu Santo. El Señor busca un corazón lleno de amor por él y por el prójimo: este es el trono sobre el cual ama sentarse y donde aparece en la plenitud de su gloria. "Hijo, dame tu corazón, y el resto te lo daré de más a más" (Pr 23,26). El corazón del hombre es capaz de contener el Reino de los Cielos. "Buscad primero el Reino de los Cielos y su verdad, dice el Señor a sus discípulos, y el resto se os dará por añadidura, porque vuestro Padre sabe qué tenéis necesidad de ello."