Reflexiones Bíblicas
San Mateo 7,6.12-14

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos."

COMENTARIOS

Prudencia. No hay que comunicarlo todo a los hombres de mala voluntad. Aunque el discípulo no excluya a nadie de su amor (5,38.43-48), no por eso ha de ser ciego a la actitud de los demás. El perro y el cerdo eran animales impuros; podrían representar a los que no son «limpios (puros) de corazón», es decir, a los que por buscar su propio interés cometen la injusticia contra el prójimo. «Lo santo» es lo que pertenece a Dios; «vuestras perlas» designa la misma realidad como patrimonio de los discípulos y destacando su inmenso valor. El mensaje, propuesto a los que por su modo de proceder son enemigos declarados de Él, puede provocar reacciones violentas.

La Ley y los Profetas (= el AT), considerados antes como profecía del reinado de Dios (5,17), son presentados ahora como código de moralidad. Jesús resume toda la enseñanza moral de esos escritos en el amor que busca el interés del prójimo como el propio. El amor al prójimo requiere iniciativa más allá de la casuística. El principio no puede considerarse exclusivo de la cultura judía; representa una norma de moralidad universal. Jesús no viene a fundar una nueva doctrina moral, sino a infundir el Espíritu (3,11); éste hará que el hombre llegue a una entrega tan total como la suya.

La Ley y los Profetas eran profecía del reinado de Dios que va a ser realidad por la obra de Jesús y los suyos (5,17s; cf. 11,13). De ellos se deduce también la norma de moralidad que ha de regir en la nueva sociedad humana (el reinado de Dios) y cuya práctica hará posible Jesús comunicando su Espíritu.

. Expone Jesús la necesidad de la decisión personal para entrar en el reino (= la vida). No hay que dejarse arrastrar por lo que todos hacen; hay que salirse de la corriente para atinar con la vida. No es difícil entrar por la puerta angosta; sólo que la mayoría de los hombres, deslumbrados por lo más aparente, ni se da cuenta de que existe.