Reflexiones Bíblicas
San Mateo 11,20-24

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

20Se puso entonces a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todas sus potentes obras, por no haberse enmendado.

21-¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que habrían mostrado su arrepentimiento con sayal y ceniza. 22Pero os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. 23y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo (Is 14,13-15); porque si en Sodoma se hubieran hecho las potentes obras que se han hecho en ti, habría durado hasta hoy. 24Pero os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.

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El ser humano es llamado a vivir en sociedad y sólo puede realizarse en relación con ella. La sociedad primitiva supo desde el primer momento encontrar y explotar la relación familiar y tribal. La sociedad urbana ha propuesto su propio tipo de relación. Pero la Biblia se inquieta por las soluciones de comunión dadas por estas últimas sociedades y no deja recordar que Dios es el único que posee el secreto y el poder de esta comunión entre los hombres. Tal vez sea ésta la razón de que, inmediatamente después de la maldición de las ciudades, Jesús hace saber que la unidad entre los hombres se realiza a partir de la recepción de su Palabra. Según ésta sólo hay una auténtica comunión humana: la que se realiza teniendo como base el mensaje de Dios. Pero esto no quiere decir que el que escucha el mensaje divino deba tomar sus distancias con respecto a las ciudades modernas. Es posible que Jesús haya maldecido a las ciudades para subrayar la limitación de las mismas y el largo período de triunfo en que Dios no había hecho oír su voz. Pero hoy la Palabra de Dios influye incluso en los esfuerzos de unión de los seres humanos, apuntando a través de ellos a la construcción de la "ciudad de Dios", que será la coronación definitiva de la historia, y en la cual Dios será todo en todos (Ap 21).







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