Reflexiones Bíblicas
San Mateo 13,10-17

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure."

¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron."

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Los dos versículos que encontramos en el texto de Mateo que hoy sirven como marco de reflexión para la celebración de la fiesta de san Joaquín y santa Ana, padres de María, la madre de Jesús, son una sentencia de Jesús que está motivada por los verbos ver y oír; los discípulos se contraponen a los que ven y no entienden. La idea es probablemente la siguiente: ustedes (refiriéndose a los discípulos) son felices porque no solamente ven y escuchan lo que todos ven y escuchan, es decir, la persona, las obras del propio Jesús, sino porque, además, las ven y las entienden. Esta bienaventuranza es muy diferente a las ya clásicas que encontramos en el capítulo 5 de Mateo: los verbos respectivos están en presente, sin alusión al reino futuro como en aquéllas. Además, esta bienaventuranza no hace mención paradójica alguna a la condición de desgracia actual de los futuros bienaventurados. La dicha no se presenta aquí como una serie de respuestas a calamidades actuales; la felicidad es ver y entender desde ahora mismo el proyecto de Jesús. La fórmula "dichosos sus ojos... sus oídos", significa: dichosos los que ven y entienden a Jesús. No se trata de percibir en Jesús otra cosa que no sea Jesús, sino de verlo a Él y comprenderlo. La segunda parte del texto hace referencia a muchos profetas y justos que desearon ver y oír lo que los discípulos han visto y oído, es decir, lo que tantos desearon: haber contemplado al Mesías y su obra salvífica, pero no tuvieron esa oportunidad. Por eso, los discípulos son bienaventurados justamente porque tuvieron la oportunidad de vivir en plenitud los cumplimientos de los tiempos mesiánicos manifestados en la persona misma de Jesús.

vv. 16-17: ¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen! 17Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros, y no lo oyeron.

También los discípulos ven y oyen, y deben saber apreciar el privilegio que supone escuchar y ver actuar a Jesús. Lo que ellos ven y oyen fue el anhelo de los profetas y de los justos. Estas dos categorías integran el verdadero pueblo de Dios. «Los justos» son los que aceptaron la enseñanza de los profetas y compartieron su expectación (cf. 1,19).

Aunque Jesús dice que los discípulos ven y oyen, no afirma que perciban y entiendan. De ahí que también a ellos a veces hable en parábolas. La condición para que Jesús pueda hablar claro es la adhesión a Él y a su programa. Cuando les explica las parábolas, por propia iniciativa (13,18-23.49-50) o a petición de los discípulos (13,36-43), es señal de que no las han entendido, pero, al mismo tiempo, de que son capaces de aceptar el mensaje que contienen. Otras veces, en cambio, no se las explica: esto indica que aún existe en ellos algún obstáculo -algún aspecto de la ideología del judaísmo que los incapacita para aceptar la enseñanza contenida en ellas (13,31s.33.44.45).