Reflexiones Bíblicas
San Mateo 18,1-5.10.12-14

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?" Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: "Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños."

COMENTARIOS

KOINONÍA 2007

En el evangelio de Mateo la palabra "pequeño" no se refiere únicamente a los niños. El evangelista reflexiona ampliamente sobre el lugar y la importancia de los "pequeños" en la comunidad cristiana. "Pequeños" son todas aquellas personas humildes y sencillas que desde su simplicidad de vida han optado por seguir a Jesús con toda radicalidad.

Son personas que desde el punto de vista del liderazgo no están al mismo nivel de los dirigentes de la comunidad; pero desde sus posibilidades realizan con sinceridad la misión de Jesús.

La comunidad, particularmente sus responsables, tiene que tener el cuidado y delicadeza de no subestimar la función y el aporte de estas personas. Los "pequeños" encarnan mejor que nadie los valores fundamentales del Evangelio, y hacen patente la presencia de Jesús entre los más pobres y sencillos.

Los "pequeños" son susceptibles de ser mal influenciados; de buena fe son propensos a meterse en ‘la boca del lobo’ por ayudar a una persona que los manipula. Por esta razón, la comunidad toda debe convertirse en ‘ángeles guardianes’ que asuman la responsabilidad de orientar debidamente a sus "pequeños".