Reflexiones Bíblicas
San Mateo 19,3-12

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?" Él les respondió: "¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?" Él les contestó: "Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio."

Los discípulos le replicaron: "Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse." Pero él les dijo: "No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga."

COMENTARIO

KOINONÍA 2007

En aquel tiempo divorciarse era decisión exclusiva del varón. Muchas mujeres repudiadas quedaban expuestas a la indigencia o la prostitución por voluntad de los hombres.

Jesús no acepta que los varones condenen a las mujeres a la desprotección o a situaciones deshonrosas e inhumanas. Por eso insiste en la solidez del vínculo instituido "al principio" por Dios mismo, el que ‘funde’ a la pareja como en una sola persona. Pero conociendo la condición humana, propone también otras opciones. La vida de pareja no es para todo el mundo. Hay quienes son capaces de vivirla, y quienes no. En la comunidad cristiana se aprecia la opción de quienes deciden no vivir en pareja y dedicarse exclusivamente a la causa del reino de Dios. Así, muchas mujeres y no pocos hombres que vivían dignamente en soltería contaban con la acogida y el respaldo de sus comunidades. Según Jesús, "el que sea capaz de vivir esto, que lo viva". Pero, ni parejas disueltas por cualquier motivo, ni parejas obligadas, ni mujeres sometidas a la ignominia.