Reflexiones Bíblicas
San Mateo 19,3-12

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos." Les impuso las manos y se marchó de allí.

COMENTARIOS

No hay acuerdo entre los discípulos de Jesús acerca del lugar de la infancia en el camino del Señor, y menos sobre su protagonismo. Hay quienes desearían incluirla, y hay quienes se oponen. Las gentes que presentan los niños a Jesús para que les imponga las manos y ore por ellos están convencidas de que en eso no hay problema; todo lo contrario: que los niños sean acogidos por Jesús es lo mejor que puede sucederles. Y de que el Maestro acoge a todos sin discriminación no les cabe duda.

Tienen razón. Porque la inclusión que propone Jesús es también para la infancia. En el reino de Dios no puede haber excluidos por razón o índole alguna.

Pero muchos de los discípulos se oponen a aceptar a los niños en su propio círculo y en las cercanías del Maestro. En realidad, no hacen más que representar el pensamiento común de la época, según el cual los niños no son personas. La sociedad sólo pertenece al mundo adulto, y en definitiva a los varones, quienes la diseñan, la administran y la dirigen. Dentro de esa lógica, el reino de Dios no tiene por qué ocuparse de quienes no son personas.

Pero Jesús echa por tierra esos criterios y rompe los esquemas que sobre la infancia tenían los adultos de su época. No sólo incluye a la infancia. sino que la presenta como modelo discipular: "porque el reino de los cielos pertenece a los que son como ellos".

Un desafío tan actual hoy como en aquella época: hacerse como los niños para poder alcanzar el reino. Pero tal vez ahora más que entonces haya que recuperar virtudes tan maravillosas como la simplicidad, el candor, la confianza, la lealtad, la sinceridad, el amor verdadero y muchas otras que se nos quedaron en la infancia