Reflexiones Bíblicas
San Mateo 23,1-12Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus
discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen,
porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y
se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover
un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan
las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros
puestos en los banquetes y los asientos de honor en la sinagogas; que les hagan
reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio,
no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos
vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque
uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque
uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro
servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido."
COMENTARIOS
San Antonio de Padua
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas (Hech 2,4). Estas
diversas lenguas son los diversos testimonios que se dan de Cristo, como la
humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia. Los hablamos cuando,
practicándolos nosotros mismos, los damos a conocer a los otros. La palabra se
hace viva cuando son las acciones las que hablan. Os lo pido, que callen las
palabras y sean las acciones las que hablen. Estamos llenos de palabras, pero
vacíos de acciones; es por ello que el Señor nos maldice, él que maldijo a la
higuera en la que no encontró frutos sino tan sólo hojas (Mc 11,13s). "La ley,
dice san Gregorio, ha sido presentada al predicador para que practique lo que
predica". Pierde el tiempo el que difunde el conocimiento de la ley pero con sus
acciones destruye su enseñanza.
Pero los apóstoles hablaban según el don del Espíritu. Dichoso el que habla
según el don del Espíritu, y no según su propio sentimiento… Hablemos, pues,
según lo que el Espíritu nos dé para decir. Pidámosle humilde y piadosamente que
difunda su gracia en nosotros.