Reflexiones Bíblicas
San Mateo 10,17-22

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará."

COMENTARIOS

        La situación de los discípulos en medio de la sociedad será como la de hombres inermes ante enemigos despiadados. El programa de las bienaventuranzas se verifica en la vida del discípulo. La actitud de éstos ante la sociedad hostil es, por una parte, de prudencia y cautela, sin meterse en la boca del lobo; por otra, de ingenuidad y sencillez, sin ser intrigantes ni retorcidos. Jesús desarrolla el aspecto de la cautela: no fiarse de cualquiera, porque hay muchos dispuestos a traicionarlos y entregarlos a los tribunales. No tienen por qué manifestar a cualquiera el contenido del mensaje que llevan. La sociedad no tolera ese mensaje, que pone en cuestión sus mismos cimientos. De ahí la acción de los tribunales, lo mismo judíos que paganos, que será la prueba de su injusticia. En esta circunstancia difícil no deben preocuparse de lo que van a declarar ante el tribunal, pues tendrán una ayuda particular del Padre por medio del Espíritu. Se verificará lo anunciado en la bienaventuranza sobre la persecución; el rey de los perseguidos es el Padre, y su amor no les faltará un momento. El mensaje causará divisiones tremendas en la misma familia. Unos delatarán a otros, y harán que sean condenados a muerte. La sociedad no soportará a los discípulos. La salvación está en mantenerse firmes hasta el final. Para el discípulo, esta clase de muerte no es un fracaso, sino un éxito que corona toda su vida.