Reflexiones Bíblicas

San Mateo 13,35-43

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 


Para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga! 

Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta (l910_1997) fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad 

"La buena semilla son los hijos del Reino" (Mt 13,38)

No hay dos mundos, el mundo físico y el mundo espiritual. No hay más que uno: el Reino de Dios "en la tierra como en el cielo" (Mt 6,10)

Muchos entre nosotros dicen cuando oramos: "Padre nuestro que estás en el cielo" (cf Mt 6,10) Piensan que Dios está ahí arriba, lo que nos hace creer que hay una separación entre los dos mundos. Muchos occidentales quieren distinguir la materia del espíritu. Pero toda verdad es una y la realidad también es una. Desde el momento en que aceptamos la encarnación de Dios, que para los cristianos se realiza en la persona de Jesucristo, empezamos a tomar las cosas en serio