Reflexiones Bíblicas

San Mateo 12,38-42

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

 

Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón. 

Leer el comentario del Evangelio por : San Pedro Crisólogo (hacia 450) obispo de Ravena, doctor de la Iglesia 

El signo de Jonás

La huida de Jonás, lejos de Dios, es una imagen profética y lo que se presenta en ella como un naufragio funesto se convierte en el signo de la resurrección del Señor. El texto mismo de la historia de Jonás nos muestra bien a las claras como éste realiza plenamente la imagen del Salvador. Está escrito que Jonás "...se levantó, pero dispuesto a huir...lejos del Señor." (Jon 1,3) El mismo Señor, para tomar la condición humana y el rostro del hombre ¿no ha huido del aspecto de la divinidad? Así dice el apóstol San Pablo: "...siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres." (Flp 2,6_7) El que es Señor se revistió de la condición de siervo, para pasar desapercibido en el mundo, para vencer al diablo, huyó de sí mismo, de su divinidad...Dios está en todas partes. Es imposible huir de él. Para huir de la presencia de Dios, no en el sentido de huir a un lugar sino de huir del aspecto de Dios, Cristo se refugió en el rostro de nuestra servidumbre que asumió totalmente.

El texto sigue: "Jonás bajó a Jafa, encontró un barco que zarpaba para Tarsis". (Jon 1,3) Aquel que descendió es éste: "Nadie ha subido al cielo, a no ser el que vino de allí, es decir, el Hijo del hombre." (Jn 3,13) El Señor ha bajado del cielo a la tierra, Dios ha bajado hacia el hombre, la omnipotencia ha bajado hacia nuestra servidumbre. Pero Jonás que bajaba hacia el barco tuvo que subir para viajar. Así Cristo, bajando a este mundo, subió, por las virtudes y los milagros, al barco de su Iglesia.