Reflexiones Bíblicas

Mateo 21,28-32 

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

"¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; se acercó al primero y le dijo: Hijo, vete a trabajar hoy a la viña. 

Y él respondió: No quiero. Pero después se arrepintió y fue. 

Se acercó al otro hijo y le dijo lo mismo, y éste respondió: Voy, señor; pero no fue. 

¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?". Le contestaron: "El primero". Jesús dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. 

Porque Juan vino por el camino de la justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas han creído en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido ni creído en él". 

¿Quién no conoce el proverbio: "Díme de qué presumes y te diré de que careces"?. Cuando uno se enfrenta a la lectura del evangelio, de este martes de la 3ª de Adviento, a la fuerza se ha de sentir incómodo o, por lo menos, interpelado ante la advertencia severa y desconcertante de Jesús: "os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera".

No es bueno confiarse ni fiarse del todo de nuestras capacidades o quedarnos en la percepción que tenemos de la fe y de Dios, de su Iglesia y del mundo….¡hasta de nosotros mismos!. Al fin y al cabo somos unos ególatras que prometemos pero, luego, mucho de lo que decimos no llegamos a cumplir.

Hace unos años, unos constructores de puentes, comenzaron a levantar uno de gran tamaño sobre un peligroso despeñadero. Creían que lo importante era un buen amarre. Comenzaron a poner unas impresionantes picas en ambos extremos con el fin de que luego aguantase, sin ningún tipo de contratiempo ni dificultad, el peso y las características del puente colgante. La decepción y la sorpresa vino cuando al acometer la segunda fase sobre el río se dieron cuenta que les faltaba material y que era imposible unir las dos orillas con hormigón o madera. Habían invertido tantos medios en los arranques, en los ideales, en los proyectos que habían agotado las fuerzas y la materia prima para culminar lo más importante de la obra: LA PASARELA SOBRE EL RIO.

Llega la Navidad. Malo será que echemos el resto en las orillas, en los aledaños de lo meramente secundario y dejemos sin cubrir lo importante: la orilla entre Dios y nosotros.

Llega la Navidad y muchos nos pueden llevar la delantera cuando, sin necesidad de tanto ruido ni de tanta zambomba, van al fondo de las cosas, a los secretos del corazón en un intento de buscar a Dios.

Lo esencial ante los ojos de Dios es que sepamos acentuar la presencia de Aquel que viene en forma de niño, indefenso, silencioso, pero lleno de vida.

Aquellos (a los cuales se enfrentaba Jesús, que presumían de conocer al dedillo la Ley y de ser "sabelotodo" sobre Dios ) fueron tan torpes que se quedaron atrapados en su propia orilla sin poder pasar a la otra por su cerrazón y se quedaron sin vivir la noche más misteriosa y soñada por tantas generaciones: DIOS EN BELEN

Unamos la orilla de Dios con la orilla del hombre con el puente, que es Jesús Navidad, no solamente con buenos propósitos o falsas promesas. Que los próximos días que se acercan sean un de verdad trabajar para que Dios reine en nuestras vidas.