Reflexiones Bíblicas Dominicales

Domingo IV del Tiempo de Adviento, Ciclo A

Introducción a las lecturas

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Isaías 7, 10-14 Romanos 1, 1-7 Mateo 1, 18-25

 

ISAÍAS. La palabra del profeta manifiesta que, a pesar de los planes humanos, quien verdaderamente garantiza el futuro del pueblo y decide el curso de la historia es el Señor y no otro. A pesar de la negativa de Acaz, Dios, por su cuenta, da un signo al rey: pronto tendrá un descendiente que le sucederá en el trono; este niño será la garantía de que su dinastía no se perderá y de que el reino saldrá adelante, a pesar de las amenazas por las que está pasando.

Una "muchacha", según el texto original hebreo, una "virgen" según la posterior traducción griega de los Setenta, encierra en su seno la promesa de este signo. Probablemente se trataría de la mujer del rey. El fruto de esta profecía será Ezequías, el hijo y sucesor de Acaz.

Aunque el niño anunciado no lleva luego el nombre de Enmanuel, el profeta le da este nombre porque eso es lo que va a ser para Judá: Dios-con-nosotros. Él reinará y dará estabilidad al reino porque, por medio de él, "Dios está con nosotros"; es la señal de su presencia. Nada podrán hacer los reyes extraños, ni siquiera la poderosa Asiria, para impedir que los planes salvadores de Dios se lleven adelante.

 

MATEO. El anuncio a José del nacimiento de Jesús es un relato de vocación, que define el papel que jugará José cuando venga Jesús al mundo.

Sabemos por fuentes rabínicas que en Israel una muchacha era niña hasta los once años; de once a doce, era menor de edad; a los doce ya era mayor y le obligaban los preceptos de la Ley. A partir de esa edad se hacían explícitas sus posibilidades maternales. Y seis meses más tarde, lograda una mayor madurez fisiológica, se la considera apta para casarse. Los primeros pasos para el matrimonio de María se dieron, según esto, entre los doce y doce años y medio. Los varones se desposaban entre los 18 y 25 años; ésa sería la edad de José. El matrimonio se celebraba en dos fases: la primera, el contrato entre el padre de la joven y su futuro esposo, eran los desposorios, que conferían derechos y deberes conyugales, y duraban un año, durante el cual la novia preparaba su ajuar. Pasado ese tiempo, se celebraba la boda: la novia dejaba la casa de sus padres y el novio la llevaba solemnemente a la suya, ya como esposa con todos sus derechos.

Ocurrió que, en ese tiempo de los esponsales, José se enteró del embarazo de María. Lo único que el texto subraya es el carácter virginal de la concepción, "por obra del Espíritu Santo". Esta certeza de fe era admitida como tal en lascomunidades cristianas de la Iglesia primitiva.

A José, le estremece la impresión de estar pisando los umbrales de un gran misterio, dentro del cual Dios le asigna una importante misión: "No tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porquela criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.." José obedece, será el esposo de María, y por ese camino de la paternidad legal, le hará descendiente del rey David.