Reflexiones Bíblicas Dominicales

Domingo XXV del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Introducción a las lecturas

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Amós 8,4-7 ITim 2,1-8 Lucas 16,1-13

AMÓS. Las guerras del siglo VIII a.C. y los cambios sociales habían acarreado la multiplicación de grupos florecientes de traficantes del mercado negro que vendían a precios abusivos los artículos más necesarios. El mismo culto no era capaz de poner un freno a los negocios de aquellos, hasta el punto de convertirse los días de fiesta en ocasiones sustanciosas de desplumar a los pobres. Podemos pensar, en este caso, en ciertas taras de la sociedad de consumo, tanto más perceptibles a los ojos de Amós, cuanto que él se había criado en una sociedad de tipo nómada y pastoril.

LUCAS. Puede ser que el motivo de estos comentarios de Jesús sea porque los "hijos de la luz", con relativa frecuencia, se limitan a reducirlo todo a una serie de esquemas y principios; y así, por nuestra parte, transformamos el cristianismo en pura ideología; privando al Reino de Dios de su exigencia de eficacia.

La primera lección de la parábola: la obligación de aprovechar el tiempo que nos queda para asegurar el futuro. Jesús se propone convencer a sus oyentes de que ya no hay tiempo que perder; es preciso prever lo que pueda acontecer el día de mañana y ser suficientemente sagaz para llegar a un acuerdo con el enemigo antes que intervenga el juez. Así, pues, el mayordomo ha sabido aprovechar el plazo de tiempo fijado para asegurar su futuro y poder formar parte de los que no sucumbirán ante las crisis, por graves que estas sean.

Pero los medios cristianos primitivos han añadido una segunda interpretación: "los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz". Los cristianos estarán siempre en condiciones de inferioridad, por no poder emplear los medios utilizados por otros. A este nivel, la parábola que nos ocupa es un medio de expresar la resignación de los cristianos ante ciertas manifestaciones de poder y eficacia vedados para ellos.

Otros medios cristianos han dado una nueva interpretación de la parábola: pasan por alto las medidas que toma el mayordomo para asegurar su futuro y fijan su atención en el ejemplo que dicho personaje da en el uso del dinero. Si entran en el Reino los ricos, se debe a que éstos compran los bienes del Reino mediante la renuncia total a su dinero. El mayordomo da una buena lección de cómo se debe usar el dinero: distribuirlo de tal manera que nos asegure el cielo. De esta forma, a una conclusión directamente escatológica hecha por el propio Cristo y a una segunda interpretación a cargo de los medios cristianos, San Lucas ha añadido probablemente una conclusión puramente personal, redactada en función de su experiencia en el trato con la primera comunidad y de su punto de vista muy favorable a la pobreza.

El texto termina con una última interpretación: si queréis ser buenos administradores de los bienes espirituales, comenzad por ser fieles en la administración de los bienes materiales.