Reflexiones Bíblicas Dominicales

Domingo III de Pascua, Ciclo A

Introducción a las lecturas

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Hch.2,14.22-33: 1Ptr.1,17-21: Lc.24,13-35: 


HECHOS. El texto forma parte del primer discurso que Pedro dirige a la gente una vez que ha tenido lugar la llegada del Espíritu Santo, según el relato lucano, en Pentecostés. Se trata, pues, del primer anuncio cristiano una vez han sido vencidos los miedos que tenían atenazados a los primeros discípulos de Jesús. Con la convicción y la fuerza interior que da el Espíritu, Pedro, en nombre de toda la comunidad -se presenta con los Once porque ya ha sido elegido el sustituto de Judas Iscariote-, proclama estas palabras que constituyen el primer anuncio cristiano.

Estos discursos están constituidos por un exordio, que enlaza con la situación concreta, una presentación de Jesucristo, formada por su ministerio, su muerte y su resurrección-exaltación, el recurso a la Escritura para interpretar la resurrección y, finalmente, una conclusión con el anuncio del perdón de los pecados y la necesidad de conversión.


EVANGELIO. Emaús, a doce kilómetros de Jerusalén, no es sólo un dato geográfico; como otros nombres bíblicos -Nazaret, Betania, Jerusalén-, evoca un mensaje espiritual. La composición literaria es bellísima; el centro de la narración es que Jesús el Nazareno, del que ellos ya no parecían esperar nada, "está vivo". Y el hilo litúrgico que va enhebrando todo el relato reproduce los elementos esenciales de la celebración eucarística: formación de la comunidad; liturgia de la palabra; fracción del pan; misión evangelizadora.

La Iglesia peregrina, está siempre en marcha, entre los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo. Cada domingo se reúne la comunidad cristiana, se escucha la Palabra bíblica, se revive la memoria de Jesús, en especial su muerte y resurrección, se parte el pan de la eucaristía, y se vuelve al gran teatro del mundo para anunciar, con la palabra y con la vida, que Cristo vive y en Él está la salvación.