Reflexiones Bíblicas Dominicales

Domingo VI del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Introducción a las lecturas

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Levítico 13,1-2.44-46: 1Corintios 10,31-11,1: Marcos 1,40-45:

I CORINTIOS. La primera lectura es un bello texto de san Pablo que habla de la integralidad de la espiritualidad. Tenemos que seguir utilizándo la palabra «espiritualidad», pero necesitamos recordar que no podemos aceptar para ella un sentido etimológico. No queremos ser «espirituales» si ello significara quedarnos con el espíritu y despreciar la materia o el cuerpo.

Pablo está en esa línea: «ya sea que comáis o que bebáis o que hagáis cualquier otra cosa...». No sólo las actividades tradicionalmente tenidas como religiosas tienen que ver con la espiritualidad, sino, también, actividades muy materiales, preocupaciones muy humanas como el comer y beber, o cualquier otra actividad de nuestra vida, pueden y deben ser integradas en el campo de nuestra espiritualidad. Nuestra vida de fe puede y debe santificar toda nuestra vida humana, en todas sus preocupaciones y trabajos, no sólo cuando tenemos la suerte de poder dedicar nuestro tiempo a actividades «estrictamente religiosas», como podrían ser la oración o el culto.

El Concilio Vaticano II insistió mucho en esto: todos estamos llamados a la santidad. No hay unos «profesionales de la santidad», algunos que estarían en un supuesto «estado de perfección», mientras los demás tendrían que atender a preocupaciones muy humanas... No. Todos, elevamos nuestros trabajos, tareas, preocupaciones humanas... a la categoría de culto agradable a Dios. Podemos ser muy «espirituales» y santificarnos aun en lo más material de nuestra vida.

EVANGELIO. El verbo "tocar" tiene mucha importancia en los evangelios: Jesús toca leprosos, sordos, difuntos, ciegos, mujeres; también Él es tocado. Tocar indica la total cercanía y la mezcla definitiva. Desde ahí es desde donde se puede hacer la oferta del Reino. La implicación es decisiva; un cristianismo des-implicado no es el que propugna el evangelio.

La misión de Jesús es una tarea de dignificación, de humanización. Esa pasa a ser una característica de su Reino. Por eso, Jesús contraviene toda la práctica social en torno a los marginados, se involucra tocando la realidad y posicionándose a favor del desheredado en contra del sistema. Se está queriendo decir que quien entiende la misión cristiana derrama dignidad sobre todas aquellas personas y realidades donde más oscurecida se halla.

La organización Manos Unidas y sus voluntarios que, como cada año, lanza su campaña contra el hambre. Este año su lema es: "Otro mundo es posible, depende de ti". Todos decimos eso de que otro mundo es posible; todos anhelamos otra realidad social; todos queremos que el hambre y las estructuras económicas injustas se transformen. Lo que no vemos tan claro es que dependa de nosotros, que tengamos parte en ello, que se requiera que "toquemos" el problema. Hoy se nos empuja a "tocar", a implicarnos, a entender y a actuar sobre esta lacra que avergüenza a la humanidad.