Reflexiones Bíblicas Dominicales

Solemnidad de Todos los Santos

Introducción a las lecturas

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Ap 7,2-4.9-14 IJn 3,1-3 Mateo 5,1-12

Las lecturas de la festividad de Todos los Santos delinean las características de una nueva sociedad, capaz de ofrecer una respuesta que pueda responder a los anhelos más profundos de la familia humana y una forma de asegurar una existencia digna para todos los seres humanos y, de esta manera, la realización del señorío de Dios.

En vistas a constituir esta nueva sociedad, Jesús proclama las bienaventuranzas, único medio de poder alcanzar una relación auténtica entre los seres humanos.

Se trata de categorías de los que han hecho una opción clara, que los ha puesto al margen de la sociedad de acumulación y de la sociedad de injusticia. En el fondo, su actitud consiste en una opción decidida por el proyecto de Jesús, como se transparenta en el v.11, que concreta la felicidad de quien es perseguido por la justicia, de los discípulos "perseguidos" por Jesús (v. 11).

Esta opción tiene consecuencias negativas en el presente. Sobre los que se deciden por este tipo de vida se desencadena el "sufrimiento" (v. 4), la impotencia propia de los "sometidos" (v. 5), "el hambre y la sed"(v. 6) reflejo de la ausencia de la justicia. Pero en esas carencias, Dios está actuando para el cambio de la situación, y a ellos corresponderá "el consuelo", el "heredar la tierra" y el "ser satisfechos" (ibíd.), frutos de la acción divina.

Por otra parte, se promete la plenificación de una vida realizada en "misericordia", "limpieza de corazón" y "trabajo por la paz"(vv. 7-9). Dicha vida se sitúa en un ámbito que asegura la comunión con Dios, y, de esa forma, tales sujetos "alcanzarán misericordia", gozarán de "visión" divina y pertenecerán a la misma familia de Dios. "A ésos Dios los va a llamar hijos suyos"(vv. 7-9).

En continuidad con los "profetas" que anuncian un mundo nuevo, la comunidad de discípulos puede, con sus opciones, realizar su inauguración.

Y frente a las sociedades del presente edificadas en torno a la recompensa monetaria, a la aceptación del orden establecido por los gobernantes de turno, que coloca la realización humana en la acumulación y recurre a la fuerza para mantener la situación de injusticia, se promete una "recompensa en el cielo" y el compartir la suerte de los profetas "perseguidos antes de ustedes".

En medio de la sociedad del presente la comunidad cristiana está llamada a ser signo de otros valores, los únicos que pueden satisfacer los anhelos más profundos del ser humano.