Reflexiones Bíblicas

San Marcos 13,24-32

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara, S.J.

Comentario del Evangelio por Cardinal John Henry Newman : El ejemplo de la higuera 

Evangelio según San Marco 13,24-32.

En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. 

El ejemplo de la higuera

Una vez al año solamente, pero en fin, una vez, el mundo que nos envuelve manifiesta con fuerza sus energías escondidas y se revela a si mismo. Entonces, aparecen las flores, los árboles frutales y las flores se abren y muestran su esplendor, la hierba y el trigo germinan. Hay una fuerza de vida repentina y una explosión de la vida escondida que Dios ha depositado en el mundo material. Pues bien, esto nos muestra lo que el mundo realiza según los designios de Dios. Esta tierra se manifestará un día como un mundo nuevo, lleno de luz y de gloria en el que veremos a los santos y a los ángeles. ¿Quién pensaría que ha habido primaveras precedentes, quien podría concebir dos o tres meses por adelantado que el rostro de la naturaleza que parecía muerta pudiera revestirse de un esplendor tan variado?...
Así ocurre con aquella primavera eterna que esperan todos los cristianos; llegará aunque tarde. Esperémosla porque “dentro de poco, de muy poco, el que ha de venir vendrá sin retraso.” (Hb 10,37) También decimos cada día: “venga a nosotros tu Reino”, lo que quiere decir: “Muéstrate, Señor, tú que te sientas sobre los querubines, resplandece, despierta tu poder y ven a salvarnos.” (Sl 79,3)