Reflexiones Bíblicas

San Marcos 12,38-44

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara, S.J.

 

 

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

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Durante los días pasados hemos contemplado a Jesús en abierta controversia con sus adversarios: Fariseos, escribas, herodianos, Saduceos, sacerdotes. Se han debatido temas fundamentales de la ley, el culto y las tradiciones. Jesús, en este evangelio, llega al clímax de la contradicción. Ahora denuncia abiertamente la falsedad y la doble moral de estos ilustres personajes y de las instituciones que representan. Jesús se revela como el profeta de Dios.

Este texto contrapone a los letrados y hombres religiosos con la simplicidad y pobreza de una viuda insignificante. Aquí cambia la lógica de Dios. No es el Dios que se avecina con los satisfechos, sino un Dios que privilegia a los pequeños y carentes. Nos son los que dan las sobras sino los que se despojan de todo quienes obtienen el favor de Dios.

Dios no nos quiere rebosante de conocimientos de todo tipo ni rodeados de privilegios y riquezas. Dios prefiere un corazón despojado de todo poder, capaz de quedarse sin nada para dejarle a él morar plenamente en el corazón del ser humano como la viuda del pasaje escuchado. Solo cuando tengamos mentalidad y actitudes de pobres – como esta viuda- seremos los legítimos herederos del Reino.