XII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mt 10, 26-33: “Otros Cristos”

Autor: SS. Juan Pablo II

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

 

(Jer 20,10-13) "El Señor está conmigo"
(Rm 5,12-15) "Por un hombre entró el pecado en el mundo"
(Mt 10,26-33) "Lo que os digo de noche decidlo en pleno día"
  


Homilía durante la ordenación de nuevos presbíteros (21-VI-1987)

---“Otros Cristos”

---Apertura al Espíritu

---Testigos de Cristo

---”Otros Cristos”

“Si uno se pone de mi parte ante los hombres” (Mt 10,32).

Queridos hijos y hermanos: Vosotros que hoy recibís la ordenación sacerdotal sois llamados, de manera particular, con la fuerza de estas palabras de Cristo.

Sois llamados a reconocerlo ante los hombres con toda vuestra humanidad, con todo vuestro “yo” humano.

Si todos los cristianos están llamados a ello, vosotros lo estáis de modo especial. Si de cada bautizado el antiguo escrito dice: “Christianus, alter Christus”, de vosotros de manera particular, se debe decir: “Sacerdos, alter Christus”.

¿Podría acaso ocurrir de otra manera, si cada uno de vosotros tiene el derecho y el deber de actuar “in persona Christi”? ¿Si a partir de hoy, día de vuestra ordenación, cada uno debe servirse de la propia palabra, de la propia voz, de la propia voluntad para cumplir de manera sacramental, el sacrifico de Cristo?

Considerad esto una vez más, antes de acercaros a la ordenación.

---Apertura al Espíritu

Decidle a Dios con las palabras de Jeremías en la primera lectura: “Señor..., tú sondeas lo íntimo del corazón... a ti encomendé mi causa” (Jer 20,12).

Que este momento sea el momento de una particular apertura delante de Dios, en el cual todo el hombre interior le dice a Él: “Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión vuélvete hacia mí. Pero mi oración se dirige a Ti, Dios mío, el día de tu favor” (Sal 68/69,17.14).

¡Sí! Que este día sea un tiempo de gracia que se extienda a toda la vida sacerdotal de cada uno de vosotros. Que el “Señor esté a vuestro lado, como fuerte soldado” (Jer 20,11), ante el cual, toda la debilidad humana, la limitación, la pecaminosidad, puedan ser transformadas en santidad, en humildad, en amor, en la potencia del Espíritu.

Volvamos al Cenáculo. Allí inició de hecho el sacerdocio de la Nueva Alianza, unido al sacrificio de Cristo y enraizado en su sacerdocio.

En el Cenáculo también Cristo habla del Espíritu de la verdad: “El dará testimonio de mí” (cfr. Jn 15,26-27), dice a los Apóstoles: “Y también vosotros daréis testimonio de mí” (cfr. Jn 15, 26-27).

---Testigos de Cristo

Estáis llamados a ser testigos de Cristo. El testimonio de los Apóstoles debe prolongarse, debe actualizarse a través del testimonio de cada uno de vosotros.

¡Ven, Espíritu Creador!

Para que pueda crear en cada uno de vosotros un espíritu nuevo y un corazón nuevo.

Para que pueda encender el celo del que habla el Salmista: “El celo de tu casa me devora” (Sal 68/69,10).

La vida que se abre ante vosotros recibe luz y fuerza sobre todo, de la elocuencia de estas palabras del Salvador: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo” (Mt 10,32).

La Iglesia ruega para que la elocuencia de estas palabras del Salvador se realice en cada uno de vosotros.

“No les tengáis miedo” (Mt 10,26).

La verdad del Evangelio “decidla en pleno día” (Mt 10,27).

El mensaje de Cristo crucificado y resucitado “predicadlo desde las azoteas” (Mt 10,28).

“Y no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma” (Mt 10,28)

El Señor esté con vosotros, con cada uno de vosotros siempre y en todas partes: ¡os guíe con la potencia de su Espíritu! “para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure” (Jer 15,16).

                   Con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II