XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mt 20,1-16: El trabajo como deber y derecho humano

Autor: SS. Juan Pablo II

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

 

(Is 55,6-9) "Vuestros caminos no son mis caminos"
(Fil 1,20c-24.27a) "Para mi la vida es Cristo, y una ganancia morir”
(Mt 20,1-16) "Id también vosotros a mi viña"

En el Ángelus (20-IX-1981)

---El trabajo como deber y derecho humano

---Servicio

---Dimensión eterna

---El trabajo como deber y derecho humano

“El reino de los cielos es semejante a un amo de casa que salió muy de mañana a ajustar obreros para su viña” (Mt 20,1).

Con estas palabras comienza el pasaje evangélico de la liturgia de hoy. La tan conocida parábola de los trabajadores de la viña contiene en sí muchos temas. Entre éstos es fundamental la idea de que es Dios quien llama al hombre al trabajo y que el trabajo debe contribuir a la plasmación continua del mundo según el proyecto del mismo Dios. Todo tipo de trabajo humano, todas sus variantes, están incluidas en la parábola evangélica.

En el punto de partida esta parábola incluye la llamada al hombre a redescubrir el significado del trabajo, teniendo presente el designio salvífico de Dios.

¿Qué es el trabajo humano?

A este importante interrogante hay que dar una respuesta articulada. Ante todo es una prerrogativa del hombre-persona, un factor de plenitud humana que ayuda precisamente al hombre a ser más hombre. Sin el trabajo no solo no puede alimentarse, sino que tampoco puede autorrealizarse, es decir, llegar a su dimensión verdadera. En segundo lugar y consecuentemente, el trabajo es una necesidad, un deber que da al ser humano, vida, serenidad, interés, sentido. El Apóstol Pablo advierte severamente, recordémoslo: “el que no quiera trabajar, no coma" (2 Tes 3,10). Por consiguiente cada uno está llamado a desempeñar una actividad sea al nivel que fuere, y el ocio y el vivir a costa de otros quedan condenados. El trabajo es, además, un derecho, “es el grande y fundamental derecho del hombre”.

---Servicio

El trabajo llega a ser igualmente un servicio, de tal modo que “el hombre crece en la medida en que se entrega por los demás". Y de esta armonía se beneficia no sólo el individuo sino también la misma sociedad.

---Dimensión eterna

Estos son solamente algunos pensamientos sobre el tema acerca de la naturaleza del trabajo humano. Los ponemos juntos aquí haciendo referencia a la llamada del amo de casa que sigue saliendo a contratar obreros para su viña para la jornada, como dice la parábola evangélica. Recordemos que en su mismo punto de partida esta parábola contiene la invitación al hombre a que encuentre su significado último en el designio salvífico de Dios, sea cual fuere el tipo de trabajo que desarrolle. Y oremos para que crezca y se ahonde en cada hombre la conciencia de este significado. Pues según el designio de Dios, con el trabajo no sólo debemos dominar la tierra, sino también alcanzar la salvación. Por tanto, al trabajo está vinculada no sólo la dimensión de la temporalidad, sino también la dimensión de la eternidad.