III Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C.
San Lucas 1-1-4; 4, 14-21: El concepto de “cuerpo” de Cristo

Autor: SS. Juan Pablo II

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

 

(Neh 8,2-4.5-6.8-10) "Y postrados en tierra adoraron al Señor"
(1 Cor 12,12-30) "En un mismo Espíritu hemos sido todos bautizados"
(Lc 1,1-4; 4,14-21) "El Espíritu del Señor sobre mí, por lo que me ha ungido"

Homilía en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y San Felipe Mártir (27-I-1980)

---El concepto de “cuerpo” de Cristo
---El concepto de “palabra”
---La palabra, cauce de la unidad del cuerpo

---El concepto de “cuerpo” de Cristo

Todo el rico contenido de las lecturas bíblicas de la liturgia de este domingo se podría encerrar en dos expresiones: “cuerpo” y “palabra”.

Debemos a San Pablo la elocuente comparación, según la cual, la Iglesia se define como “Cuerpo de Cristo”. Efectivamente, el Apóstol hace una larga digresión sobre el tema del cuerpo humano, para afirmar después que, así como muchos miembros se unen entre sí en la unidad del cuerpo, de la misma manera todos nosotros nos unimos en Cristo mismo porque “hemos sido bautizados en un solo Espíritu” (1 Cor 12,13) y “hemos bebido del mismo Espíritu” (Ib.). Así pues, por obra del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesucristo, constituimos con Cristo y en Cristo una unión semejante a la de los miembros en el cuerpo humano. El Apóstol habla de miembros, pero se podría pensar y hablar también de los “órganos” del cuerpo e incluso de las “células” del organismo. Es sabido que el cuerpo humano tiene no sólo una estructura externa, en la que se distinguen sus miembros, sino también una estructura interna en cuanto organismo. Su constitución es enormemente rica y preciosa. Precisamente esta constitución interna, más aún que su estructura externa, da testimonio de la recíproca dependencia del sistema físico del hombre.

Y baste esto sobre el tema “cuerpo”.

---El concepto de “palabra”

El segundo concepto central de la liturgia de hoy es la “palabra”. El Evangelista Lucas recuerda este aspecto particular al comienzo de la actividad pública de Cristo, cuando Él fue a la sinagoga de Nazaret, su ciudad. Allí, el sábado, leyó ante sus paisanos reunidos algunas palabras del libro del profeta Isaías, que se referían al futuro Mesías, y enrollando el volumen dijo a los presentes: “Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír” (Lc 4,21).

De este modo comenzó en Nazaret su enseñanza, esto es, el anuncio de la Palabra, afirmando que era el Mesías anunciado en el libro profético.

El Cuerpo de Cristo, esto es la Iglesia, se construye, desde el comienzo, basándose en su Palabra. La palabra es la expresión del pensamiento, es decir, el instrumento del Espíritu (y ante todo del espíritu humano) para estrechar los contactos entre los hombres, para entenderse, para unirse en la construcción de una comunión espiritual.

---La palabra, cauce de la unidad del cuerpo

La palabra de la predicación de Cristo -y luego la palabra de la predicación de los Apóstoles y de la Iglesia- es la expresión y el instrumento con el que el Espíritu Santo habla al espíritu humano, para unirse con los hombres y para que los hombres se unan a Cristo. El Espíritu de Cristo une a los miembros, a los órganos, a las células, y construye así la unidad del cuerpo fundándose en la palabra de Cristo mismo, anunciada en la Iglesia y por la Iglesia.