XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Lucas 18, 1-8:
Iglesia misionera
"

Autor: Monseñor Juan Rubén Martínez

 

 

Carta monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 29º domingo durante el año
(21 de octubre de 2007)

 

En este mes en que rezamos especialmente por las misiones, el Papa Benedicto nos envía un mensaje para nuestra reflexión. El título del texto: “Todas las Iglesias para todo el mundo”, es indicativo de la responsabilidad que debemos tener las Iglesias diocesanas, todos, pero los Obispos en particular, en un tema que es fundamental para la Iglesia, como es la Misión. En realidad la referencia debe ser asumida como responsabilidad de todo bautizado. Nadie puede eludir su propia responsabilidad en la acción evangelizadora de la Iglesia. Nuestro laicado debe ser misionero en sus ambientes, en los sectores, transformando las realidades temporales. La misión del laico será un desafío en este inicio de siglo, haciéndose presente en la educación, la política, la economía, los medios de comunicación, el arte…

También debemos sentirnos responsables, de las regiones donde es urgente el anuncio del Evangelio. No solo las Diócesis antiguas, sino también las más nuevas deben dar desde sus necesidades.

En nuestra Diócesis experimentamos aún que somos misionados, con la ayuda y presencia de tantos extranjeros que trabajan en nuestra tierra colorada. Gracias a Dios, vamos realizando un camino en el cual van creciendo las vocaciones locales y aunque lentamente, se va armando nuestra Iglesia diocesana. Las necesidades en casa son muchísimas, pero igual debemos sabernos llamados a ir respondiendo a la misión “ad gentes”. De hecho hay muchos consagrados que sirven en diversos lugares del mundo. Como Diócesis también iniciamos una presencia de comunión de bienes con la Diócesis de Xai Xai, en Mozambique, África. Nuestro misionero laico, Rogelio Peralta nos hace presente en esa Iglesia hermana. Este es un signo que nos hace tener en cuenta que en un futuro no tan lejano, podremos enviar también sacerdotes y quizá otros laicos. Nos mueve en esta certeza, el saber que el Espíritu Santo no abandona la acción evangelizadora de la Iglesia.

El Papa continúa profundizando en su mensaje este reclamo misionero a nuestras Iglesias diocesanas: “La Iglesia no puede eximirse de esta misión universal; para ella constituye una obligación. Dado que Cristo encomendó el mandato misionero en primer lugar a Pedro y a los Apóstoles, ese mandato hoy compete ante todo al Sucesor de Pedro, que la divina Providencia ha elegido como fundamento visible de la unidad de la Iglesia, y a los obispos, directamente responsables de la evangelización, sea como miembros del Colegio episcopal, sea como pastores de las Iglesias particulares.

Por tanto, me dirijo a los pastores de todas las Iglesias, puestos por el Señor como guías de su único rebaño, para que compartan el celo por el anuncio y la difusión del Evangelio. Fue precisamente esta preocupación la que impulsó, hace cincuenta años, al siervo de Dios Pío XII a procurar que la cooperación misionera respondiera mejor a las exigencias de los tiempos. Especialmente ante las perspectivas de la evangelización, pidió a las comunidades de antigua evangelización que enviaran sacerdotes para ayudar a las Iglesias de reciente fundación. Así dio vida a un nuevo «sujeto misionero», que precisamente de las primeras palabras de la encíclica tomó el nombre de "fidei donum".

Demos gracias al Señor por los abundantes frutos que se han obtenido en África y en otras regiones de la tierra mediante esta cooperación misionera. Incontables sacerdotes, abandonando sus comunidades de origen, han puesto sus energías apostólicas al servicio de comunidades a veces recién fundadas, en zonas pobres y en vías de desarrollo. Entre ellos ha habido no pocos mártires que, además del testimonio de la palabra y la entrega apostólica, han ofrecido el sacrificio de su vida.

No podemos olvidar tampoco a los numerosos religiosos, religiosas y laicos voluntarios que, juntamente con los presbíteros, se han prodigado por difundir el Evangelio hasta los últimos confines del mundo. La Jornada mundial de las misiones es ocasión propicia para recordar en la oración a estos hermanos y hermanas nuestros en la fe, y a los que siguen prodigándose en el vasto campo misionero. Pidamos a Dios que su ejemplo suscite por doquier nuevas vocaciones y una renovada conciencia misionera en el pueblo cristiano.

Efectivamente, toda comunidad cristiana nace misionera, y el amor de los creyentes a su Señor se mide precisamente según su compromiso evangelizador. Podríamos decir que, para los fieles, no se trata simplemente de colaborar en la actividad de evangelización, sino de sentirse ellos mismos protagonistas y corresponsables de la misión de la Iglesia. Esta corresponsabilidad conlleva que crezca la comunión entre las comunidades y se incremente la ayuda mutua, tanto en lo que atañe al personal (sacerdotes, religiosos,  religiosas y laicos voluntarios), como en la utilización de los medios hoy necesarios para evangelizar”.

Este año Jubilar y nuestro Sínodo Diocesano nos ayudarán a animarnos en la esperanza, para ser cada vez más una Iglesia que profundice su conversión, comunión y misión.

 

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas