XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Mateo 25, 14-30: “La Peregrinación”

Autor: Monseñor Juan Rubén Martínez

 

 

Como lo venimos realizando en los últimos años, los terceros domingos de noviembre son especialmente significativos para nuestra Diócesis. Celebramos la memoria de tantos hombres y mujeres que evangelizaron en estas tierras, como los mártires Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, o bien el P. Antonio Ruiz de Montoya, que junto a miles de indígenas vivieron una experiencia inédita en las comunidades fundadas y que en nuestra Diócesis fueron once. En Loreto alimentamos nuestro ánimo en la memoria, pero también los sufrimientos, martirios y vitalidad de estos testigos del pasado. Ellos nos fortalecen en la esperanza para sobrellevar las dificultades, persecuciones y luchas en este inicio de siglo. 

En esta reflexión quiero subrayar la importancia de la “Peregrinación” a nuestro “Centro de Espiritualidad diocesano” en Loreto. De diferentes maneras se movilizarán desde las Parroquias, comunidades, escuelas, en colectivos, autos… Muchos, sobre todo los jóvenes, peregrinarán caminando o en bicicleta, desde cuatro lugares que responden a las cuatro zonas o decanatos. Desde Jardín América, desde San Martín (próximo a Oberá), desde Alem y desde la Parroquia Itatí de Posadas. La Misa principal la concelebraremos a las 9 horas con todos los sacerdotes y diáconos de la Diócesis, junto a nuestros consagradas y el pueblo de Dios. 

Considero que nos puede ayudar un texto del documento de Aparecida sobre la importancia de la peregrinación en nuestra América Latina como un valor importante de nuestra religiosidad y espiritualidad: “Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia el Santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual. 

Allí, el peregrino vive la experiencia de un misterio que lo supera, no solo de la trascendencia de Dios, sino también de la Iglesia, que trasciende su familia y su barrio. En los Santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esos lugares contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que miles podrían contar…” (Ap. 259-260). 

Cada año se va configurando más profundamente el significado de nuestro Centro de Espiritualidad. Este año podrán encontrarse con las mejoras realizadas en la Capilla de la Virgen de Loreto. El próximo 10 de diciembre en su día la celebraremos especialmente como todos los años. Pero el Centro de Espiritualidad está configurado por diversos lugares de religiosidad y oración. En la reflexión y discernimiento del proyecto que caminamos se asoció la Capilla de Loreto a “los misterios gozosos del rosario”, en la Casita de la Virgen estará la tumba simbólica del P. Antonio Ruiz de Montoya; En el antiguo lugar del “vía crucis” quedan restos de la única Capilla externa de todas las reducciones. Ahí estaba el lugar donde todas las comunidades venían a Loreto a rezar el vía crucis el Viernes Santo en peregrinación y ahí tendremos un lugar a recuperar, ligado a “los misterios dolorosos del rosario”. Finalmente el tercer lugar del parque religioso, y ligado a los “misterios gloriosos y luminosos del rosario” se dará en donde construiremos el futuro templo mayor, abierto, ecológico, relacionado a nuestra selva misionera, en donde actualmente está significado el monumento a los Santos Mártires de las Misiones. Durante el año son muchos los peregrinos de Parroquias, escuelas o individualmente que van a orar, a pedir, a agradecer. En este lugar como Diócesis, como provincia, pedimos por la vida, por la familia, por la paz y por la Evangelización para que hoy como ayer podamos anunciarlo a Jesucristo, el Señor. 

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!             

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas