Natividad del Señor

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date

 

 

Hemos visto su gloria
Mt 1,1-25; Lc 2,1-14.15-20; Jn 1,1-18


Grande es la riqueza de la liturgia de Navidad, con cuatro misas diferentes. He aquí una pincelada de cada uno de los cuatro evangelios.
«Jacob engendró a José, el esposo de María». La misa vespertina de la vigilia recoge la larga genealogía de Jesús. El Hijo de Dios ha asumido la historia de Israel y, en ella, la historia entera de la humanidad. En ella hay de todo, desde hombres piadosos hasta grandes pecadores. Así, Cristo ha redimido esta historia desde dentro, haciéndola suya.
«La gran alegría». La misa de medianoche está marcada por ese estallido de júbilo: ha nacido el Salvador. Un año más la Iglesia acoge con gozo esa «buena noticia» de labios de los ángeles, se deja sorprender y entusiasmar por ella y, de ese modo, se capacita para ser ella misma mensajera de esa gran alegría para todos los hombres.
«Fueron corriendo». La misa de la aurora está marcada por las prisas de los pastores para ver lo que el ángel anunció. Es la reacción ante la maravillosa noticia: nadie puede quedar indiferente. Menos aún después de ver a Jesús: «Se volvieron dando gloria y alabanza a Dios».
«Hemos contemplado su gloria». Tras la reacción inicial, la actitud contemplativa del evangelista Juan. Se trata de acoger la luz que irradia de la carne del Verbo. Y de acoger toda la abundancia de vida que de Él brota: «de su plenitud todos hemos recibido», «da poder para ser hijos de Dios»...