Solemnidad de Cristo Rey, Ciclo B.

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date



En el último domingo del tiempo Ordinario, solemnidad de Jesucristo Rey del universo, el evangelio de Marcos es sustituido una vez más por el de san Jn (18,33-37).

El Señor reina
Dan 7,13-14; Sal 92; Ap 1,5-8; Jn 18,33-37

Es aleccionador que todo el año litúrgico desemboque en esta fiesta: al final Cristo lo será todo en todos. Cristo, a quien hemos contemplado humillado, despreciado, sufriente, lo vemos ahora vencedor; el sufrimiento fue pasajero, pero el triunfo y la gloria son definitivos: «Su poder es eterno, su reino no acabará». El mal, la muerte, el pecado han sido destruido por Él de una vez por todas y ya permanece para toda la eternidad no sólo glorificado, sino Dueño y Señor de todo. Nada escapa a su dominio absoluto de Rey del Universo. Y aunque el presente parezca tener fuerza aún el mal, es sólo en la medida en que Él lo permite, pues está bajo su control. «El Señor reina... así está firme el orbe y no vacila». Esta fe inconmovible en el señorío de Cristo es condición necesaria para una vida auténticamente cristiana.
Pero Cristo tiene una manera de reinar muy peculiar. No humilla, no pisotea. Al contrario, al que acoge su reinado le convierte en rey, le hace partícipe de su reinado. «Nos ha convertido en un reino». El que deja que Cristo reina en su vida es él mismo enaltecido, constituido señor sobre el mal y el pecado, sobre la muerte. El que acoge con fe a Cristo Rey no es dominado ni vencido por nada ni por nadie; aunque le quiten la vida del cuerpo, será siempre un vencedor (Ap 2,7).
El reino de Cristo no es de este mundo, sigue otra lógica. A ningún rey de este mundo se le ocurriría dejarse matar para reinar o para vencer. Pero Cristo reina en la cruz y precisamente en cuanto crucificado. Todo su influjo como Señor de la historia y Rey del Universo viene de la cruz. Es su sangre vertida por amor la que ha vencido el mal en todas sus manifestaciones.