XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.

Autor: Padre Julio Alonso Ampuero 

Fuente: Libro: Meditaciones bíblicas sobre el Año litúrgico
Con permiso de la Fundacion Gratis Date



Entrañas de misericordia
Lc 10,25-37

«Dio un rodeo y pasó de largo». Hay tantas formas de pasar de largo... Y lo peor es cuando además las enmascaramos con justificaciones «razonables»: «No tengo tiempo», «los pobres engañan», «ya he hecho todo lo que podía...» O peor aún: «hoy día ya no hay pobres». Es exactamente dar un rodeo –aunque sea muy elegante– y pasar de largo. Lo que hicieron el sacerdote y el levita. Y, sin embargo, el pobre es Cristo, que nos espera ahí, que nos sale al encuentro bajo el ropaje del mendigo: «tuve hambre... Estuve enfermo... Estuve en la cárcel».
«Se compadeció de él». Este es el secreto. El verdadero cristiano tiene entrañas de misericordia. No sólo ayuda: se compadece, se duele del mal del otro, sufre con él, comparte su suerte... Y porque tiene entrañas de misericordia llega hasta el final; no se conforma con los «primeros auxilios». Y porque tiene entrañas de misericordia lo toma a su cargo, como cosa propia; y eso que era un desconocido, un extranjero –incluso de un país enemigo, pues «los judíos no se trataban con los samaritanos»–. «Señor, danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana».
El buen samaritano es Cristo. Es él quien «siente compasión, pues andaban como ovejas sin pastor» (Mt 9,36). Es él quien no sólo nos ha encontrado «medio muertos», sino completamente «muertos por nuestros pecados» (Ef 2,1). Es él quien se nos ha acercado y nos ha vendado las heridas derramando sobre nosotros el vino de su sangre. Es él quien nos ha liberado de las manos de los bandidos... ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» «Anda, haz tú lo mismo».