San Mateo 13, 44-46:
El tesoro y la perla.

Autor: Padre Julio Cesar Gonzalez Carretti OCD 

 

a.- Jr.15,10.16-21: ¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga? Si vuelves estarás en mi presencia.
b.- Mt. 13, 44-46: El tesoro y la perla.

Las parábolas del tesoro y la perla son muy semejantes. En la primera el hortelano descubre el tesoro y quiere comprar el campo para ser dueño del tesoro. Quiere ese campo renunciando a todo lo demás. El mercader al descubrir una perla de gran valor está dispuesto a vender lo que tiene por conseguir esa perla. Con esta actitud de ambos protagonistas el evangelista nos quiere enseñar acerca de la entrega incondicional que el Reino de Dio exige. Pero, a la entrega total por el Reino de Dios se añade, la alegría por haber encontrado el tesoro y la perla, es decir, el Reino de Dios, ante el cual todos los bienes que posee pierden valor. Nada le parece excesivo con tal de conseguir ese tesoro. Ambos han encontrado algo que llena su vida y le da un sentido nuevo, que los transforma desde lo interior. El verdadero tesoro es haberse encontrado con Jesucristo, que encarna el Reino de Dios, con su presencia salvadora, su evangelio, y sus actitudes de vida nueva, en definitiva amar a los demás como ÉL las ama: ser perla preciosa y tesoro para el prójimo, desde el amor que recibe de ÉL y a ÉL vuelve con nuevo rostro y palabra hecha oración, el prójimo.

La certeza de fe de la Iglesia, la vive Teresa de Jesús en el gozo de alabar a Dios por ese Reino que no tiene fin y a la que nos vamos encaminando. “Rey sois, Dios mío, sin fin, que no es reino prestado el que tenéis. Cuando en el Credo se dice: «vuestro reino no tiene fin», casi siempre me es particular regalo. Aláboos, Señor, y bendígoos para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre. Pues nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos, sea sólo con la boca.” (CV 22,1).