IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
San Juan 10, 1-10:
Yo soy la puerta de las ovejas

Autor: Regnum Christi

Fuente: Regnum Christi       Para suscribirse  

 

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ese es el pastor de las ovejas. A ese le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no le seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

”Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.


Meditación

Podemos detenernos a meditar en los sentimientos que inundan el corazón del Señor: su amor y compasión por los hombres a los cuales ve como ovejas. Si somos sus ovejas dóciles y seguimos su plan, Él nos llevará a gozar por siempre de su amistad.Debemos de reconocer que somos muy queridos por Dios. ¡Él nos tiene un gran amor que nos da gratuitamente, y quiere para nosotros la mayor de las felicidades posibles!El Señor también nos ha dado otros pastores para guiarnos, por ejemplo, el Papa. Sigamos sus enseñanzas, como ovejas de su rebaño.

Reflexión apostólica

Para ser “ovejas” fieles de Jesús hemos de fomentar en nosotros las mismas actitudes que Él tuvo hacia su Padre: obediencia, mansedumbre, docilidad, amor, etc. Para nosotros, amar apasionadamente a la Iglesia, amar y obedecer al Papa y a los obispos que Él ha puesto para guiarla, adherirse fielmente a la doctrina que la Iglesia nos transmite, es amar a Cristo mismo.

Propósito

Leeré 5 minutos la última de las Encíclicas del Santo Padre, para seguir mejor sus enseñanzas.