San Mateo 8, 28-34:
¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?Autor: Regnum Christi
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Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 8, 28-34
En aquel tiempo, cuando Jesús desembarcó en la otra orilla del lago, en
tierra de los gadarenos, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y
fueron a su encuentro. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por aquel
camino. Los endemoniados le gritaron a Jesús: “¿Qué quieres de nosotros, Hijo de
Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo
señalado?”
No lejos de ahí había una numerosa piara de cerdos que estaban comiendo. Los
demonios le suplicaron a Jesús: “Si vienes a echarnos fuera, mándanos entrar en
esos cerdos”. Él les respondió: “Está bien”.
Entonces los demonios salieron de los hombres, se metieron en los cerdos y toda
la piara se precipitó en el lago por un despeñadero y los cerdos se ahogaron.
Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos
aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. Entonces salió
toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que
se fuera de su territorio.
Meditación
El demonio existe. La Sagrada Escritura habla de él desde el libro del
Génesis hasta el libro del Apocalipsis. Sin embargo, Cristo ha reducido su poder
sobre nosotros, por medio del don de la Redención. Son muchos los pasajes de la
Escritura que muestran cómo Nuestro Señor Jesucristo vence el poder del mal
liberando a las personas de su influjo. Así pues, el demonio sólo puede
afectarnos si libremente se lo permitimos. Dios nos llama al buen camino, pero
respeta la libertad que nos ha dado, por eso, cuando damos lugar al pecado en
nuestra vida somos responsables de ello.
En nuestra vida como cristianos tenemos muchos medios para alejarnos del mal y
permanecer cerca de Dios. Entre estos medios tenemos la oración, la amistad
personal con Cristo, la mortificación, la frecuente recepción del sacramento de
la Penitencia y de la Eucaristía, la protección de la Santísima Virgen María,
etc.
Dios quiere que todos los hombres se salven y nos ofrece el don más grande de
nuestra existencia: la salvación, la gracia. Pero nos pide que le aceptemos y
que colaboremos con Él. Busquemos siempre darle a Dios la primacía en nuestra
vida, tratemos de cumplir siempre la voluntad de Dios. Además, hagamos posible
el encuentro de los hombres con Cristo por medio de nuestro testimonio y del
apostolado.
Reflexión apostólica
Ser cristianos tiene como condición la conversión. Convertirse es
comprometerse con Cristo, hacer de toda nuestra existencia un anuncio del
Evangelio de manera que todo nuestro ser sea penetrado por la gracia y nos
cambie. Hagamos la experiencia de una renovación de vida. Que Dios sea siempre
lo primero en nuestra vida.
Propósito
Fomentar la vida de gracia dándome tiempo para la oración, la recepción
de los sacramentos y el apostolado.