San Lucas 17,7-10:
Vive con humildadAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Lectura del santo Evangelio: San Lucas 17,7-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “¿Quién de ustedes, si
tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando este
regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien:
‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después
comerás y beberás tú’?”. ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo,
porque este cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan
cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos
hecho lo que teníamos que hacer’”.
Meditación
Para vivir la humildad es necesario que nos enamoremos de Cristo. Esta
virtud no se puede vivir por obligación, sino por la atracción que sentimos
hacia el Señor, manso y humilde. Él es un ser concreto, no una abstracción, y
cuanto más se le conoce y se está a su lado, más se descubren nuevos motivos
para estar enamorados de Él y para seguirlo. Por eso, hemos de contemplar
frecuentemente la vida de nuestro Señor que se hizo hombre por nosotros, por un
solo motivo, incomprensible para nuestra sola inteligencia humana: por amor. Su
amor le hizo abajarse hasta nosotros, quiso vivir como cada uno de nosotros,
sirviéndonos humildemente hasta dar la vida por todos. La humildad nos lleva a
luchar contra nuestras inclinaciones naturales de figurar por encima de los
demás, de sobresalir más que los otros, etc. Nos ayuda a evitar caer en el afán
de recibir honores. Nos hace vivir en armonía con los demás, a reconocer los
logros de los otros, a servirles desinteresadamente, buscando su mayor bien. Si
somos humildes, podremos tener la certeza de que estamos cerca de Dios porque
cuanto más humilde seamos, más podremos llenarnos de Dios.
Reflexión apostólica:
Vivamos con la actitud cristiana de “siervos inútiles”, sirviendo
siempre sin esperar nada a cambio, evitando la presunción, siendo discretos en
nuestras actuaciones y haciendo todo sólo para darle gloria a Dios. ¡Para el
apóstol del Reino de Cristo, lo que importa es la realización de la misión!
Propósito:
Evitaré hablar de mí y me esforzaré por alabar todo lo bueno que vea en
los demás.