San Mateo 11,11-15:
Violencia en el ReinoAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio: San Mateo 11,11-15:
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: “Yo les aseguro que no ha
surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista.
Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que
él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige
esfuerzo, y los esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley
profetizaron, hasta Juan; y si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de
venir. El que tenga oídos que oiga”.
Oración introductoria:
Jesús, ayúdame a hacer esfuerzo, ser de los esforzados, como aquellos
de quienes dices que ganan el Reino. Esforzarse, en un sentido espiritual, para
negarme a mí mismo, superar el respeto humano, la comodidad, la falsa prudencia,
un modo de vida sin compromiso.
Petición:
Jesús, dame un espíritu de conquista, de vivir en permanente estado de
alerta espiritual para acercar a ti el mayor número de personas.
Meditación:
La violencia que sufre el Reino de los cielos se puede entender de
varias maneras: una santa violencia de quienes conquistan al Reino por duras
renuncias; una violencia equivocada de quien quiere establecer el Reino por las
armas; la tiranía y el poder del mal en el mundo que impide la expansión del
Reino o la violencia con la que se abre camino a pesar de los obstáculos.
Podemos identificar con el mundo de hoy cada interpretación: primero los santos
y todas esas personas que silenciosas pero con decisión y entrega caminan con el
Señor; después todos somos testigos de quienes plantean la violencia, el odio,
el ataque al orden establecido, así como del mal que quiere reinar atacando a la
familia, denigrando a la mujer y proclamando orgulloso la “cultura de la
muerte”. Pero, el Reino de los cielos se sigue abriendo camino a pesar de todo y
lo vemos en la intensidad de la fe y del amor con que se vive en varios lados el
Evangelio y con el impulso de la gracia que el Espíritu Santo le está dando a
tantas almas.
Reflexión apostólica:
Cada día se presenta como una oportunidad para dar la batalla por
Cristo. Vivamos con la inquietud de que Él triunfe en cada ser humano. Que el
amor de Cristo sea nuestro único tesoro, por el cual pasemos la vida luchando.
Propósito:
Dedicar un tiempo extra con generosidad al apostolado.
Diálogo con Cristo:
Señor, tú me invitas a trabajar por tu Reino, a entregarme a ti y a la
Iglesia con espíritu de lucha. Dame la gracia de que mi entrega a ti se
caracterice por ser total, constante, auténtica, contemplativa y conquistadora
como la tuya.