San Lucas 4,14-2:
Hoy se cumplió

Autor: Regnum Christi

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Evangelio: San Lucas 4,14-2:

En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios.

Oración introductoria:

Padre Santo, tú enviaste a tu Hijo para redimirme y unirme a ti. Tú y tu amado Hijo enviaron al Espíritu de amor, al Espíritu Santo para iluminarme. Abre mi corazón y mis ojos a todas las obras maravillosas que has hecho por mí y ayúdame a crecer en generosidad para corresponderte.

Petición:

Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, lo que debo hacer, cómo debo obrar para procurar el bien de los hombres y el cumplimiento de mi misión.

Meditación:

El pasaje evangélico de hoy hace alusión al Espíritu Santo, al dulce huésped del alma, a Aquel que no se puede ver con los ojos físicos, ni se puede tocar con las manos, pero cuya acción cambia y renueva toda la persona. La misma fe en Jesucristo sólo es posible por los auxilios interiores del Espíritu Santo. Gracias a su asistencia llegamos a conocer mejor a Jesús. Él es quien nos indica qué caminos recorrer para parecernos más a Cristo. Él es el que forja la personalidad cristiana madura y nos infunde el dinamismo apostólico. Acrecentemos en nuestras vidas la fe y el amor a la tercera persona de la Santísima Trinidad. Para recibir esta gracia, necesitamos colaborar con Él, fomentar el recogimiento interior, dar espacios al silencio para ser capaces de escuchar sus invitaciones en nuestra conciencia, pedir su auxilio al comenzar las obras que emprendamos y recurrir a los sacramentos, principalmente a la confesión y a la Eucaristía. El Espíritu Santo busca nuestra santificación, ¡sólo tenemos que dejarnos guiar por Él!

Reflexión apostólica:

No olvidemos que en nuestra vida cristiana y apostólica no podemos nada sin la inspiración del Espíritu Santo. Hagamos un esfuerzo consciente y constante por trabajar y cooperar con Él sin límite ni reserva alguna.

Propósito:

Estar atento hoy a las luces del Espíritu Santo y seguirlas con generosidad.

Diálogo con Cristo:

Señor Jesús, concédeme la gracia de tener al Espíritu Santo como mi guía, que me deje iluminar por sus inspiraciones, que abra mi voluntad a su acción y que sea Él quien fecunde mi apostolado.