San Lucas 16,19-3:
Ahora él goza del consueloAutor: Regnum Christi
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Evangelio: San Lucas 16,19-3:
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico, que
se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un
mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y
ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los
perros se acercaban a lamerle las llagas. Sucedió, pues, que murió el mendigo y
los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo
enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando
levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces
gritó: ´Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la
punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas´.
Pero Abraham le contestó: ´Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y
Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú
sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso,
que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá´. El rico insistió: ´Te ruego,
entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá
cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de
tormentos´. Abraham le dijo: ´Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen´.
Pero el rico replicó: ´No padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces
sí se arrepentirán´. Abraham repuso: ´Si no escuchan a Moisés y a los profetas,
no harán caso, ni aunque resucite un muerto´".
Oración introductoria:
Señor, ayúdame a amarte como al único totalmente amable; que mi
inteligencia pueda creer en ti como en él único que no engaña; que mi libertad
pueda elegirte a ti, como lo único que colma mis ansias y anhelos.
Petición:
Jesús, hazme comprender que la verdadera caridad cristiana es aquella
que se dirige a todos sin distinciones, es aquella que va hasta las últimas
consecuencias, es aquella que no tiene medida.
Meditación:
El Evangelio de hoy tiene gran actualidad. Basta salir a la calle,
encender la televisión, o ir una semana de misiones de evangelización para darse
cuenta de que en el mundo hay muchos ricos epulones y muchos Lázaros. Hay
personas que cuentan con grandes fortunas y otros que no reciben ni un salario
mínimo. Dios ama y se preocupa tanto de los ricos como de los pobres. Todos
necesitamos de su salvación. Aquí no se trata de poner a unos contra otros, sino
de abrir nuestro corazón a todas las enseñanzas que el Evangelio nos quiere dar.
¿Qué es lo que cuenta al final de la vida? Todos vamos a morir y todos seremos
juzgados por el amor. No importa si en nuestra vida recibimos muchos bienes o
pocos. Lo que importa es qué hicimos con eso que nos fue dado. ¿Nos
identificamos con el rico o con Lázaro? ¿Nos hemos entregado alguna vez a los
bienes materiales, olvidándonos de los otros? ¿Secamos nuestra capacidad de amar
al ser, a veces, injustos con los demás? ¿Hay en nosotros actitudes de
arrogancia o de generosidad?
Reflexión apostólica:
Nuestros apostolados deben estar orientados a lograr una transformación
profunda y duradera de la sociedad, no entusiasmos pasajeros. En la medida en
que cada uno se convierta a Cristo en lo más profundo de su corazón, en esa
medida surgirá una civilización de justicia y caridad.
Propósito:
Sacar un propósito concreto que me haga ser menos como el "rico epulón"
y más como "Lázaro".
Diálogo con Cristo:
Jesús, hazme un apóstol integral, que ayude a los demás en todas las
facetas de su personalidad y de su existencia, en el campo social, corporal,
espiritual… Dame las gracias que necesito para encarnar en mi vida diaria la
caridad y transformar la sociedad en donde vivo, por medio de la acción
apostólica.