San Mateo 5,27-32:
El adulterio en el corazónAutor: Regnum Christi
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Evangelio: San Mateo 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes que
se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire
con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por
eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos,
porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado
al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado,
córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu
cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. También se dijo antes:
El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les
digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima,
expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete
adulterio”.
Oración introductoria:
Jesucristo, no dejes que me venzan las distracciones en la oración ni
el activismo. Sé que el tesoro de la oración no es fácil y que Tú sólo se lo
entregas a quien se esfuerza. Ayúdame a perseverar en mi lucha y a dialogar
contigo sinceramente, de corazón a corazón.
Petición:
Señor, quiero escuchar en mi corazón lo que Tú me quieras decir.
Meditación:
El Señor nos pide tener el corazón orientado hacia Él, que nuestros
afectos, pensamientos, deseos, imaginación, memoria y todo ese mundo interior
que sólo Dios conoce, esté iluminado por la gracia; que no se llene de egoísmo,
de pensamientos centrados en uno mismo, en los propios problemas, deseos, gustos
o “derechos”, etc. Preguntémonos ¿qué hay dentro de mi corazón? ¿Qué tengo yo
que purificar en mi interior para hacerlo más agradable a Dios? Una forma
práctica de mortificación interior es abnegarnos en nuestra imaginación,
purificar la memoria, guardar la vista de aquellas imágenes o escenas que no nos
ayuden a agradar a Dios o a vivir la caridad. ¡Si nos diéramos cuenta del cielo
que nos espera, de lo que Dios tiene preparado para aquellos que le aman,
romperíamos inmediatamente con cualquier pecado o imperfección, por muy pequeño
que fuera, con tal de vivir dedicados a Dios! Contemplemos mucho a Cristo. Él
vivió todo lo que enseñó de modo perfecto para darnos ejemplo y merecernos su
gracia.
Reflexión apostólica:
La gracia tiene necesidad de la naturaleza. Antes de ser santo hay que
ser hombre y el Reino de Cristo no puede prescindir de la colaboración humana
seria y responsable. Dios nos necesita formados integralmente para dar la
batalla por su Iglesia.
Propósito:
Hacerme un programa exigente de formación integral.
Diálogo con Cristo:
Jesucristo, quiero configurar todo mi ser humano a la misión que desde
la eternidad me has asignado. Sé que a mayor preparación humana, espiritual,
intelectual y social, el triunfo será mayor. Te prometo no escatimar esfuerzos
por conocer las implicaciones doctrinales y morales del Evangelio y por
conformar con ellas todo mi obrar.
«Hay que trabajar con programa porque la formación no se improvisa» (Cristo al
centro, n.1087).