San Mateo 12,14-21:
Dar a Cristo

Autor: Regnum Christi

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Evangelio:

San Mateo 12,14-21:

En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías: Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.

Oración introductoria:

Gracias Señor por el don de tus Evangelios. Gracias porque por medio de ellos puedo conocerte y amarte más, gracias porque por ellos encuentro todo lo necesario para mi pobre alma. En ellos descubro siempre luces nuevas para mi vida.

Petición:

Señor, hazme darme cuenta de cuánto necesito de la virtud de la humildad para poder amarte.

Meditación:

De la lectura de la Biblia sacamos el alimento cotidiano para el alma y para nuestro comportamiento cotidiano. Este pasaje evangélico nos ayuda a alejar de nosotros todo lo que nos distrae y nos impulsa a fijar la mirada en Jesucristo. La Sagrada Escritura nos dice expresasmente: “Miren a mi siervo”. Fijémonos mucho en Jesús. Pensemos mucho en Él. Alimentémonos con su ejemplo. Actuemos como Él. ¡Cuántas veces estamos necesitados de una guía, de un buen ejemplo, de un modelo para ser mejores! Pues bien, en Cristo encontramos todo esto: Él es la Bondad misma y si le contempláramos más frecuentemente nos dejaríamos conquistar más por Él y lo imitaríamos. A la vez, el amor y la bondad de Cristo son los que nos exigen y hacen posible la misericordia y la humildad en nosotros. Es por eso que nos es necesario tener una experiencia renovada de Cristo. Los cristianos tenemos el compromiso de llevar la riqueza de Dios al mundo. En definitiva, los hombres deberían encontrar en nosotros a “otro Cristo”.

Reflexión apostólica:

El amor a Cristo implica la imitación. Por eso, el Movimiento Regnum Christi nos propone como camino para amar y seguir a Jesucristo la práctica de algunas virtudes particularmente necesarias. Entre ellas destaca la humildad que se manifiesta en el servicio y la entrega desinteresada al prójimo.

Propósito:

Ver todas mis cualidades y talentos como dones prestados por Dios para ponerlos al servicio de los demás.

Diálogo con Cristo:

Señor, ayúdame a ser humilde, dame tu gracia para agradecerte todos tus dones, pero también para reconocer mis limitaciones y miserias. Ayúdame a conocerme bien y a apoyarme más en ti que en mí. Señor, te necesito.

«¡Qué hermosa es la vida de quienes viven con sencillez ante su Dios» (Cristo al centro, n. 1329).