San Mateo 12,46-50:
La fe auténtica se traduce en caridad

Autor: Regnum Christi

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Evangelio:

San Mateo 12,46-50:

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús: “Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”. Pero él respondió al que se lo decía: “Quien es mi madre y quienes son mis hermanos?” Y señalando con las manos a sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Oración introductoria:

Gracias María, por tu amor de Madre. Gracias por tu testimonio de fidelidad hasta el final. Ayúdame a ser un cristiano de oración, de reflexión, a acoger en el silencio y a meditar continuamente en los misterios de Cristo. Intercede por mí para que la presencia de Dios en mi vida lo sea todo.

Petición:

María, ayúdame a crecer en la vivencia de mi fe. Que sepa traducirla en caridad, como tú lo hiciste.

Meditación:

Para seguir a Jesús, no basta decir que se cree en Él. No es suficiente formular propósitos día tras día y luego dejarlos olvidados o abandonarlos a medio camino. Quien vive así tiene una fe como muerta. Si la fe es verdadera, se convierte en amor, se traduce y expresa en la caridad. Una fe sin obras, sin caridad, sin fruto no es una fe genuina. La fe se ha de manifestar en una vida nueva según Dios. Las consecuencias de una fe de palabra que no se encarna en las obras son tristes y desconsoladoras. La auténtica amistad con Cristo influye en la vida y se consuma en el amor al prójimo. Tampoco podemos caer en el otro extremo de realizar obras aparentemente buenas pero que no estén motivadas por el amor a Dios o por la pureza de intención. La hipocresía, la búsqueda del propio bien o el deber por el deber no nos santifican. Imitemos el ejemplo de la Virgen María que supo siempre amar a Dios con su fe y sus obras.

Reflexión apostólica:

El miembro del Regnum Christi que vive conscientemente su fe y en coherencia con ella, busca también santificarse en su vida profesional. Busquemos compartir el don del Movimiento Regnum Christi en nuestras vidas con las personas que tratamos a diario, especialmente con los compañeros de profesión, escuela o vecinos.

Propósito:

Rezar hoy un misterio del rosario pidiendo a la Virgen la ayuda para ser siempre coherente.

Diálogo con Cristo:

Señor, es muy fácil decir que creo en ti y luego comportarme de otro modo. Es fácil cumplir el deber y olvidarme de que la única motivación de mis obras eres tú. Quiero ser cada vez más auténtico, más íntegro, quiero creer en ti y demostrarte con mis obras que te amo. Gracias Señor, porque sé que cuento con tu ayuda.

«La Santísima Virgen es el modelo más acabado de amor a Jesucristo, de dedicación a su servicio, de colaboración con su obra redentora» (Cristo al centro, n. 1508).