San Lucas 6,6-11:
Hacer siempre el mayor bien

Autor: Regnum Christi

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Evangelio:

Evangelio: San Lucas 6,6-11:

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?”. Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. Él la extendió y quedó curado. Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Oración introductoria:

Dios mío, dame la gracia de orar con fe. Con esa fe que no consiste solamente en decir “Señor, Señor”, sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre. Quiero ofrecerte en esta oración el deseo sincero de cooperar con tu plan divino.

Petición:

Señor, dame una fe que dé frutos de caridad.

Meditación:

El Señor preguntó a los fariseos qué era lo que estaba permitido hacer en sábado, el bien o el mal. Hoy nos lanza a nosotros una invitación: hacer en todo momento el bien. Sin embargo, a veces, se nos presenta una elección que no es entre el bien y el mal, sino entre un bien y otro bien; se trata por tanto de ver qué es lo que Dios quiere de nosotros en cada circunstancia precisa. Sepamos esforzarnos por hacer, no sólo el bien en general, sino el mayor bien en cada situación particular. Preguntémosle con frecuencia al Espíritu Santo, en un ambiente de oración, de abandono a la voluntad de Dios, de apertura, qué es lo que quiere de nosotros. No emprendamos nada sin consultarle antes a este Amigo del alma. Dios nos hace el don del tiempo y con él nos da la oportunidad preciosa de hacer el bien a los demás. Dios mismo ha entrado en la historia como fuente del bien. Superemos con la ayuda de su gracia la tendencia a seguir el camino del egoísmo.

Reflexión apostólica:

El miembro del Regnum Christi tiene, desde el primero hasta el último momento del día, un único lema: ¡Mi vida por Cristo!; y una sola misión: Ayudar a las personas a encontrarse con Cristo. La vocación al Movimiento es una llamada para donarnos más enteramente a nuestra misión de ser apóstoles santos.

Propósito:

El día de hoy, cuando me encuentre con las personas, buscaré hacerles el mayor bien.

Diálogo con Cristo:

Jesús, concédeme la gracia de recordar cada día que la caridad es la esencia del cristianismo y el distintivo del cristiano. Te pido que hoy me ayudes para que todo el día me entregue con absoluta sinceridad, con total desinterés y donación, buscando lo mejor de las personas con las que me encuentre y dando lo mejor para ellas.

«El cristiano ama a Cristo en el prójimo, y ama al prójimo por amor a Cristo» (Cristo al centro, n. 330).