San Lucas 6,20-26:
Vivir con sobriedad y generosidad

Autor: Regnum Christi

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Evangelio:

Evangelio: San Lucas 6,20-26: Vivir con sobriedad y generosidad

En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán. Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas. Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!”.

Oración introductoria:

Señor, el camino de las bienaventuranzas es la única vía para llegar a ti. Éste es el sendero que los santos se han esforzado en recorrer. Ayúdame para que en mi existencia terrena me esfuerce por ser pobre de espíritu, humilde, hambriento de justicia, misericordioso, puro de corazón y trabajador por la paz.

Petición:

Señor, en este día siento que se reaviva en mí la atracción hacia el cielo, esto me empuja a apretar el paso de mi peregrinación terrena. Que esta aspiración arda siempre en mí y me ayude a superar toda dificultad, todo temor y toda tribulación.

Meditación:

La pobreza no es un valor en sí mismo, es la condición para poder darse a los demás. Es más, hay una pobreza que Dios no quiere ni acepta y que debemos esforzarnos por combatir. Se trata de esa indigencia que impide a las personas vivir según su dignidad y necesidades. En nuestros días, con frecuencia se ve a quienes derrochan lo superfluo a costa de quienes a penas les alcanza lo que ganan para vivir. Todos debemos trabajar para que esto desaparezca. Hay que comenzar por fomentar el desprendimiento de los bienes materiales y el aprecio por las riquezas del alma. Es preciso atreverse a vivir con lo justo, sin crearse necesidades que no existen. ¿Cuántas cosas tenemos que no nos son imprescindibles? No basta dar respuestas a corto plazo, que no solucionan sino que prolongan el estado de pobreza de las personas. Hace falta decidirse a vivir con sobriedad y con solidaridad, que son valores evangélicos. Dios al hacerse hombre, quiso nacer, vivir y morir como pobre para darnos ejemplo de generosidad. ¿Estamos dispuestos a imitarlo?

Reflexión apostólica:

El miembro del Regnum Christi tiene en Cristo todo su tesoro y su riqueza. El que se ha encontrado con Él, tiene todo lo demás por pérdida, más aun, por basura. Atrevámonos a seguir a Cristo con libertad de espíritu, desprendidos de todo para ganarlo todo en Dios.

Propósito:

Analizar en qué aspectos de mi vida puedo ser más justo y solidario con los demás.

Diálogo con Cristo:

Señor, ¿por qué me afano por poseer bienes si en el fondo siempre seré una creatura pobre? ¿Por qué me intereso tanto en aparentar, si Tú conoces todo lo que hay en mi corazón? Ayúdame a buscar tu Reino y a esperar que todo lo demás venga por añadidura. Concédeme ser testigo tuyo por medio de una vida sobria y sencilla.

«Cristo lo hizo por ti, por tu amor, por llevarte al cielo. Se donó completamente a ti. Ahora tú pregúntate: ¿qué vas a hacer por Cristo?» (Cristo al centro, n. 600).