San Lucas 8,19-21:
Somos hijos de María

Autor: Regnum Christi

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Evangelio:

Evangelio: San Lucas 8,19-21: Somos hijos de María

En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde Él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: “Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte”. Pero Él respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

Oración introductoria:

Oh María, tú nos recuerdas qué gran regalo nos ha hecho Jesús con su nacimiento, qué precioso tesoro constituye para nosotros su Encarnación. Él también nos hace ver que en ti tenemos una Madre que lleva nuestros pasos hasta el cielo. Tómanos de tu mano, permanece con nosotros y guíanos en esta oración.

Petición:

María, intercede ante Dios por mí; alcánzame la gracia de amar a Jesús con tanto amor como lo hiciste tú.

Meditación:

María dio su sí generoso y total en la Anunciación. Ese “sí” pronto y decidido le convirtió en la Madre de Dios. Ella, con todo su ser, se hizo la esclava del Señor y repitió su “fiat” en todos los momentos de su vida, incluso ante la crucifixión de Jesús, participando del dolor de su Hijo inocente. En ese instante supremo, el Señor nos la dejó como Madre. A esta mujer humilde y generosa hemos sido confiados. ¡Somos verdaderamente sus hijos! Esforcémonos por cumplir la voluntad de Dios con todas nuestras energías, a ejemplo de nuestra Madre. La Virgen María nos enseña que lo más grande que podemos hacer con nuestra vida es conformar nuestro pensamiento y nuestra voluntad a la del Padre, aunque sea dolorosa o no la alcancemos a comprender. Conocer lo que Dios quiere y seguir su voluntad es la alegría de nuestra vida. Que la meta de nuestra existencia no sea hacer nuestra propia voluntad, seguir las propias ideas, sino ponernos a la escucha de la voluntad de Dios y dejarnos conducir por Él.

Reflexión apostólica:

La presencia de Cristo es un don que debemos saber compartir con todos. Cuán útil es que crezca la unión entre todos los miembros del Regnum Christi para realizar una evangelización profunda y ser capaces de comunicar al mayor número de hombres la riqueza que brota del encuentro con Cristo.

Propósito:

Seguir con fidelidad las inspiraciones del Espíritu Santo para cumplir la voluntad de Dios.

Diálogo con Cristo:

Señor, qué ilusión me hace trabajar para ti, vivir para ti y contigo. No hay algo más grande que me llene tanto el corazón. Conocerte, amarte, darte a los demás… Gracias Jesús por mi vocación al Regnum Christi, gracias por mi misión. Dame tu gracia para ser fiel y perseverar hasta el día de mi muerte.

«Entregarse y perseverar en la misión es una de las experiencias cristianas más fecundas, ricas e inolvidables» (Cristo al centro, n. 1611).