San Lucas 11,37-41:
La cumbre del cristianoAutor: Regnum Christi
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Evangelio:
San Lucas 11,37-41:
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la
casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no
hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer. Pero el
Señor le dijo: “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato;
en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso
el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo
que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.
Oración introductoria:
Dios mío Tú eres un Padre amoroso que ama a sus hijos con cariño. Tú
nos has amado primero y anhelas con todo tu ser estar cerca de nosotros, tus
hijos. Ayúdame a experimentar vivamente tu amor en esta oración para
corresponderte más con docilidad.
Petición:
Jesús, ayúdame a ser consecuente con el amor y la caridad, hasta en los
más pequeños detalles de mi vida.
Meditación:
¿A qué se refiere Cristo cuando dice que demos limosna y todo quedará
limpio? Nos enseña que el cumplimiento de sus mandamientos ha de estar motivado
por el amor y que la caridad es la cumbre de la vida del cristiano. No se trata
de un altruismo sino de imitar a Jesucristo que murió en la cruz entregándose a
sí mismo por nosotros. Este espíritu de donación nos hace reconocernos como
meros administradores de los dones que recibimos de Dios y no como propietarios
absolutos, nos libra del apego a los bienes materiales y crea lazos de comunión
con los demás. Cada vez que por amor a Dios compartimos algo de lo que somos o
tenemos, experimentamos la alegría y nos llenamos de la plenitud del amor. En
cada acto de caridad hemos de estar atentos a purificar constantemente nuestras
intenciones, para buscar en todo sólo la gloria de Dios. Una manera de lograrlo
es servir y dar de manera oculta, sin divulgar nuestra aparente generosidad.
Vivamos la caridad fraterna, así mostraremos al mundo el rostro de Dios.
Reflexión apostólica:
El amor a Cristo nos ha de impulsar a realizar obras y acciones que por
su magnitud ayuden a llevar el Reino de Cristo al mayor número de personas y
transformen de manera profunda la sociedad. Estemos atentos a las necesidades y
desafíos de la Iglesia en cada momento.
Propósito:
Hoy viviré en clave de donación gratuita de mi tiempo, talentos o
bienes, al servicio de los demás.
Diálogo con Cristo:
Señor, dame el verdadero celo apostólico que nace de la caridad. Dame
la gracia de vivir una caridad positiva, haciendo el bien a los demás, brindando
apoyo a todos, ofreciendo la estima sincera y sirviendo en todo lo que me sea
posible.
«Que Jesucristo te robe tu corazón y te haga apóstol de su caridad» (Cristo al
centro, n. 103).